EL CORAZÓN DEL VIENTO
Sus latidos los escucho en el ocaso cuando se despide acariciando el sol, llevándose las nubes grises de paso y dejando las almas sin su calor.
Presuroso toma mis ocres cabellos al soslayar con sus brazos mi tenue huella, es un ángel multiplicando destellos, al estampar en mi sino su presencia.
Y en la luz de la luna que lo retrata por las copas de los árboles dormidos, parece un ave que inclina aquella rama tomando los sueños nocturnos perdidos.
Sus dulces alas de vuelo solitarias consumieron mis dolores escondidos, han sido paz y remanso al fusionarlas con mi corazón latiendo sus latidos.
Blanca N. García González (TARDE GRIS)
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