Si me dijeras que me amas, creeré...
mas si escribieras que me amas,
creeré más todavía.
Si me hablaras de tu nostalgia, entenderé,
mas si escribieras sobre ella,
sentiré junto contigo.
Si la tristeza te llega a consumir y me contaras...
yo sabré, pero si la describes en el papel,
su peso será menor...
Y así son las palabras escritas;
poseen un magnetismo especial,
liberan, despiertan, invocan emociones.
Ellas poseen la capacidad de...
en pocos minutos,
cruzar mares, saltar montañas,
atravesar desiertos, intocables.
De muchas se pierde el autor, mas el mensaje
sobrevive al tiempo, atravesando siglos y generaciones.
Ellas marcan un momento que será eternamente
revivido por todos aquellos que la leyeron.
Dé amor con las palabras,
borre tristezas, pida perdón, aproxímese,
recupere el tiempo perdido, insinúese,
alegre a alguien, dé simplemente un buen día,
haga un cariño especial.
Úselas en todo instante, de todas maneras;
su fuerza es inmensa.
No olvide que quien escribe,
construye un castillo,
y quien lee, pasa a habitarlo.
Desconozco su autor