Se han mostrado las flores en la tierra, el tiempo de la canción ha venido y en nuestro país se ha oído la voz de la tórtola” Cantares 2:12
El invierno largo y melancólico nos ayuda a apreciar la hermosura y belleza de lo genial y dulce de la presencia de Dios. La promesa de un verano cercano nos ayuda a disfrutar las delicias de lo actual.
Después de períodos de depresión de espíritu, es delicioso percibir nuevamente la luz del sol de honradez, entonces nuestro agradecimiento adormitado sube desde su letargo como un azafrán victorioso de la tierra, entonces nuestro corazón se siente complacido con el trinar de las aves que prometen una paz reconfortante y la nota deliciosa de la tórtola proclama tranquilidad interna en el alma. Ahora es cuando el alma busca comunión con su amado.
Hoy es el día para que mi alma se levante de la postración de su angustia y del pantano de la desesperación y comience a izar la vela recogida de la pequeña y frágil embarcación para que la brisa favorable del Espíritu me impulse hacía nuevos horizontes y senderos en el mar aunque desconocidos si son muy seguros. Hoy es el día de disfrutar de la tierna visita de Jesús, el amado de mi alma.
Hoy es el día para gozarme porque el Espíritu Santo me ha revivido y me introduce a la novedad de vida, hoy el Señor trae descanso a mi vida y me inyecta con la vitalidad de su vigor y hace florecer el jardín marchito de mi corazón.
Ayer lloraba y me desesperaba porque no veía camino para transitar y las puertas se cerraban sin misericordia ante mi, pero hoy, creo con toda mi alma que ya el invierno pasó, las aves vuelven a trinar y las flores del campo se han vestido de colores y en mi país se ha oído la voz de la tórtola.
La suave y tierna voz del Señor se escucha en lo profundo de mi corazón y me dice, no Temas, el invierno ya pasó y ahora podrás ver el sol nuevamente y calentarte bajo los rayos de mi misericordia.
Espíritu Santo, renueva mi alma y acelera el proceso de tu restauración en mi. Te pido tu perdón por las veces que en medio del invierno proteste y no lo acepté. Hoy entiendo que ese fue un proceso vital y necesario para mi crecimiento. Hoy mismo imploro con seriedad al Señor para que tenga compasión de este siervo y que envíe sobre mi su restauración. Restauración de alma y de Espíritu. Gracias, Señor porque todo momento he visto tu presencia y tu amor. Quiero extenderme con fuerza y devoción amándote y sirviéndote con toda mi alma. Solo en ti yo estaré confiado porque para siempre es tu misericordia. Amén.
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