Un importante principio del éxito en la vida y en todas las ocupaciones es una disposición a ir la milla extra; lo que implica la entrega de más y mejor servicio de aquel por el cual se nos paga y ofreciéndolo en una actitud mental positiva.
Busquemos donde queramos un sólo argumento contra este principio y no lo hallaremos; tampoco hallaremos un solo caso de éxito sostenido que no se haya alcanzado en parte por su aplicación.
El principio no es creación humana. Es parte de la obra de la naturaleza, porque es evidente que cada criatura viviente con menor inteligencia que la del hombre es forzada a aplicar el principio para sobrevivir.
Podemos ignorar el principio si así lo decidimos pero no podremos hacerlo y al mismo tiempo, disfrutar del fruto del éxito sostenido.
Observemos cómo la naturaleza aplica este principio en la producción de alimentos que crecen en la tierra, donde el agricultor es forzado a ir la milla extra limpiando el terreno, arándola y sembrando la semilla en el tiempo correcto del año, sin recibir paga adelantada por ello.
Pero, observemos que si él hace su trabajo en armonía con las leyes de la naturaleza y realiza el necesario esfuerzo, la naturaleza se encarga cuando la labor del agricultor termina y hace germinar la semilla y la desarrolla en alimento.
Y observemos cuidadosamente este hecho significativo: por cada grano de avena ó maíz que él siembra en la tierra, la naturaleza le rinde tal vez cien granos, permitiéndole beneficiarse de la ley de los réditos multiplicados.
La naturaleza va la milla extra produciendo suficiente de todo para sus necesidades, junto con un exceso para emergencias y desperdicio; por ejemplo, el fruto en los árboles, las flores del cual crece el fruto, las ranas en el estanque y los peces en el mar.
La naturaleza va la milla extra produciendo suficiente de cada criatura viviente para asegurarse el perpetuación de las especies, haciendo provisión para emergencias de todo tipo. Si esto no fuera así todas las especies pronto desaparecerían.
Algunos creen que las bestias de la jungla y las aves del aire viven sin trabajar, pero la gente pensante sabe que no es cierto. Es cierto que la naturaleza provee los recursos alimentarios para cada criatura pero cada criatura necesita trabajar para participar de ese alimento.
Así vemos que la naturaleza desanima el hábito que algunos han adquirido de intentar conseguir algo por nada.
Las ventajas del hábito de ir la milla extra son claros y comprensibles; examinemos algunos de ellos y convenzámonos:
El hábito le trae al individuo la atención favorable de aquellos que pueden y habrán de proveerle de oportunidades para el progreso personal. Tiende a hacernos indispensables en muchas distintas relaciones humanas y por lo tanto nos permite devengar una compensación por encima del promedio por nuestros servicios personales.
Nos lleva al crecimiento mental y a la habilidad y perfección física en muchas formas del quehacer humano agregando a nuestra capacidad para ganar dinero.
Napoleon Hill
Del libro “Master Key to Riches”
El recorrer “la milla extra” fue un principio de vida esbozado por nuestro Señor, especialmente en el contexto social y político en el que lo planteó y resulta interesante cómo el autor del pensamiento de hoy le saca una aplicación en el mundo de los negocios. No cabe duda que el principio, siendo originado en el cielo, tiene aplicación universal y me encanta ver cómo puede bendecir la vida de tantos que ojalá vean más allá del mero progreso personal y puedan discernir que la razón del éxito del principio es que parte de un Salvador que nos amó tanto que se dio a sí mismo por nosotros. Espero que disfruten y apliquen la reflexión de hoy. Que Dios les bendiga.
Raúl Irigoyen
El Pensamiento Del Capellán