LA GRATITUD EN LOS MOMENTOS DÍFICILES
Dar gracias al Señor todos los días por las infinitas bendiciones que nos ofrece nos abre el camino para que nos lleguen más regalos por Sus Misericordias que son nuevas.
Cuando nos sentimos agradecidos por nuestras experiencias pasadas y presentes, transcendemos los juicios de lo que consideramos que está bien o mal.
Pasamos de ser víctimas a ser conscientes de nuestro poder de elección. Podemos elegir agradecer las oportunidades que nos ofrece la vida de aprender y avanzar o podemos simplemente quejarnos de lo que nos ha tocado vivir.
Cuando agradecemos lo que nos sucede, le estamos diciendo:
¡ SI!, a la vida. SI estoy dispuesto a aprender las lecciones que he venido a aprender, ya sean de relaciones, laborales, de salud, económicas o profesionales.
Sin embargo, agradecer lo que aparentemente puede parecer un desastre es bastante más difícil que sentir agradecimiento cuando todo nos va sobre ruedas.
Agradecer no implica negar el dolor, pero cuando transcendemos el dolor, la rabia, etc, agradeciendo la situación que nos ha tocado vivir, nos abrimos a las infinitas posibilidades que nos brinda la vida de avanzar hacia más felicidad y más plenitud.
Muchas personas han declarado que después de sufrir desengaños, pérdidas, enfermedades, incluso vivencias tremendamente traumáticas, se han sentido agradecidos por las experiencias que les han aportado.
La pérdida de un ser querido les ofreció la oportunidad de valorar a las personas q ue aún estaban a su lado, de agradecer los momentos vividos junto a la persona que falleció y a ser más amorosos y tolerantes con los demás.
Las dificultades económicas les ofreció la oportunidad de apreciar lo que ya tenían y a emplear sus recursos personales yacentes, para crear más prosperidad y abundancia en su vida.
Una enfermedad les ayudó a sanar su relación con el pasado, a perdonar,
liberándolos del enorme peso del resentimiento.
El traslado a otra ciudad, les ayudó a expandir sus horizontes, conocer a otras personas y a superar limitaciones que quizás no hubiesen logrado quedándose en su ciudad.
Un problema laboral, les empujó a salir a buscar otro puesto más satisfactorio a nivel creativo y económico.
Agradecer todo lo que estamos viviendo en el presente, aunque momentáneamente no veamos el porqué de una situación dolorosa, nos anima para realizar cambios positivos.
Nos ofrece la oportunidad de crecer y de avanzar en todos los aspectos de nuestra vida.
Si nos quedamos como victimas, quejándonos de nuestra mala suerte, perdemos la oportunidad de sacar todo nuestro potencial a la luz…nuestra creatividad, nuestros talentos, nuestros recursos internos, nuestro SER.
Cuando nos ocurre algo que no entendemos, podemos preguntarnos:
1.- ¿Qué puedo/que necesito aprender de esta situación?
2.- ¿Cómo puedo mejorar mi vida y la de los que me rodean?
3.- ¿Qué lecciones esconde este acontecimiento?
Siempre podemos elegir. El momento de poder está siempre en el presente y es sólo transcendiendo lo aparentemente nefasto que podemos cambiar el futuro.
Es en el presente que creamos nuestro futuro.
Toma tu poder y actúa: Agradece la oportunidad que te ofrece la vida de aprender y de avanzar hacia tu verdadero ser, tu esencia más profunda y a alcanzar tus sueños.
A/D
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