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BEATO CRISTÓBAL ROBINSON. Nació en un pueblecito del condado de Cumberland (Inglaterra) el año 1568. En su tiempo la monarquía obligó a sus ciudadanos a abandonar la fe tradicional católica y a profesar otra nueva, so pena de sufrir persecución, hasta incluso la muerte. Cristóbal, para dar curso a su vocación sacerdotal, tuvo que marchar a Francia a estudiar, y en 1592 fue ordenado de sacerdote en Reims. Aquel mismo año regresó a su tierra, en la que estuvo seis años ejerciendo su ministerio en condiciones de clandestinidad, ocultando su condición de sacerdote, administrando los sacramentos y catequizando con suma cautela, etc. Presenció la ejecución de san Juan Boste, que luego narró en una relación, y el ejemplo del mártir lo afianzó en su vocación misionera. Años después fue detenido y encarcelado, acusado de haberse ordenado de sacerdote en el extranjero y haber ejercido su ministerio en el país. En el juicio, a pesar de las amenazas y halagos, permaneció firme en su fe. Lo ahorcaron y descuartizaron en Carlisle (Inglaterra) en una fecha incierta de 1597, durante el reinado de Isabel I.
PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico:
Dice la Carta a los Hebreos: «Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, siendo escuchado por su piedad filial. Y, aun siendo Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se convirtió, para todos los que lo obedecen, en autor de salvación eterna, proclamado por Dios sumo sacerdote según el rito de Melquisedec» (Heb 5,7-10).
Orar con la Iglesia:
Bendigamos a Jesús, nuestro Salvador, que por su muerte nos ha abierto el camino de la salvación, y digámosle confiados: Guíanos por tus senderos, Señor.
-Señor de misericordia, que en el bautismo nos diste una vida nueva, te pedimos que nos hagas cada día más conformes a ti.
-Enséñanos, Señor, a ser alegría para los tristes, los que sufren, y haz que sepamos servirte en cada uno de los necesitados.
-Que procuremos, Señor, hacer lo bueno, lo recto y justo ante ti, y que busquemos tu rostro con humildad y sinceridad de corazón.
-Perdona, Señor, las faltas que hemos cometido contra la unidad y dicha de tu familia, y haz que tengamos un solo corazón y un solo espíritu.
Oración: Señor Dios nuestro, haz que el amor sin medida con que nos enriqueces nos lleve a abandonar la corrupción del hombre viejo, y a revestirnos del Hombre Nuevo, Cristo. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
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