Dame tu apoyo...
Cuando estamos deprimidos, cuando estamos preocupados, cuando acabamos de sufrir un revés, es cuando más necesitamos del apoyo de nuestros seres queridos.
Y es que buscamos consuelo, así sepamos que no tenemos la razón. Y buscamos que nos digan que vamos bien, aún cuando vamos mal.
Cuántas veces no llegamos tristes por el baile descoordinado y simplón que acabamos de hacer en el acto de fin de curso en la escuela, y nos encontramos con nuestros padres diciéndonos lo maravilloso que lo hicimos!
Cuántas veces no llegamos tristes por no haber metido ni un solo gol, o batear al menos un “Hit”, y somos recibidos por nuestros padres cual si fuéramos Pelé o Babe Ruth…
Y es que son esos pequeños gestos de amor de nuestros seres queridos los que nos impulsan a no desmayar y a seguir hacia adelante.
Muchas veces no estamos buscando aprobación, ni saber si lo estamos haciendo bien. Necesitamos a alguien que nos apoye incondicionalmente. Y el saber que contamos con su apoyo, no importa lo que pase, es muy importante.
El “dale que tu puedes” nos impulsa a seguir hacia adelante! El “dale que tu eres bueno” es un gran aliciente!
Hace unos meses pasé por un trance desagradable en el trabajo, donde convocaron a una reunión de trabajo, a la cual no fui invitado, y luego como no asistí pretendían despedirme.
Hablé con una amiga para desahogarme, y la respuesta que recibí fue algo más o menos como :
“Bueno, y qué te esperabas, si tu eres cínico, mal encarado y siempre le andas diciendo a la gente lo que piensas sin pelos en la lengua…” (y otros epítetos más, los cuales no niego que sean verdad).
Huelga decir que nunca más acudí a esa persona cuando me sentía mal…
Claro, y aquí sale otro tema de discusión. A veces hay personas que lo que necesitan es que les pongan los pies en la tierra…
Y tu, ¿tienes a alguien que te brinda su apoyo incondicionalmente?
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