La Niña Que Lo Quiere Todo
Escrito por Elena Maria Espadas
Había una vez una niña que se llamaba Clarita,
su madre Miryam y el padre Senastián.
En el día de los Reyes Magos se pidió más de veinte cosas.
Su madre le dijo:
Pero tú comprendes : que
mira te voy a decir que los Reyes Magos
tienen camellos, no camiones, segundo, no te caben en tú habitación,
y, tercero, mira otros niños
tú piensa en los otros niños, y no te enfades porque
tienes que pedir menos.
La niña se enfadó y se fue a su habitación. Y dice su padre a Miryam:
Ay, se quiere pedir casi una tienda entera, y su habitación está llena de juguetes.
Miryam dijo que sí con la cabeza.
La niña dijo con la voz baja:
Es verdad lo que ha dicho mamá,
debo de hacerles caso, soy muy mala.
Llegó la hora de ir al colegio y dijo la profesora:
Vamos a ver, Clarita, dinos
cuántas cosas te has pedido?
Y dijo bajito: Veinticinco.
La profesora se calló.
Cuando terminó todos se fueron y la señorita le dijo a Clarita que no
tenía que pedir tanto.
Cuando sus padres se tuvieron que ir, Clarita cambió
inmediatamente la carta, aunque se pidió quince cosas.
Cuando llegaron sus padres les dijo que había quitado diez cosas de la lista.
Los padres pensaron: Bueno, no está mal.
Y dijeron: ¿Y eso lo vas a compartir con tús amigos?
Clarita dijo: No, porque son míos y no los quiero compartir.
Se dieron cuenta de que no tenía ni Belén ni árbol de Navidad.
Y fueron a una tienda, pero se habían agotado.
Fueron a todas partes, pero nada.
La niña mientras iba en el coche vió una estrella y rezó ésto:
Ya sé que no rezo mucho, perdón, pero quiero encontrar un Belén y un árbol de Navidad.
De pronto, se les paró el coche, se bajaron, y se les apareció un ángel que dijo a Clarita:
Has sido muy buena en quitar cosas de la lista así que os daré el Belén y el árbol.
Pasaron tres minutos y continuó el ángel: Miren en el maletero y veréis.
Mientras el ángel se fue. Sebastián dijo: ¡Eh, muchas gracias!
Pero, ¿qué pasa con el coche? Dijo la madre:
¡Anda, si ya funciona! ¡Se ha encendido solo!
Y el padre dio las gracias de nuevo.
Por fin llegó el día tan esperado, el día de los Reyes Magos.
Cuando Clarita se levantó y fue a ver los regalos que le habían traído,
se llevó una gran sorpresa.
Le habían traído las veinticinco cosas de la lista.
Enseguida, despertó a sus padres y les dijo que quería repartir sus
juguetes con los niños más pobres.
Pasó una semana y la niña trajo a casa a muchos niños pobres.
La madre de Clarita hizo el chocolate y pasteles para todos.
Todos fueron muy felices. Y colorín, colorado, este cuento acabado.
De Sheila García González
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