Limosna
"Que no vea tu mano izquierda lo que hace la derecha,
así tu limosna quedará en secreto" (Mt 6,3-4).
La limosna cristiana ha de hacerse en secreto
y es un deber de justicia aún antes que un acto de caridad.
El Evangelio nos enseña que no somos propietarios
de los bienes que poseemos,
sino sólo administradores.
La limosna nos libra de caer en la tentación de idolatrar
las riquezas de este mundo.
Ayuno
“Llegará un día en que se lleven al novio,
y entonces ayunarán”. (Mt 9, 15).
Es una voz profética para recordarnos que todo es bueno,
pero relativo,
que los valores materiales no son absolutos.
Debemos evitar la espiral de consumismo que la sociedad
nos impone.
El ayuno nos enseña a sentir en nosotros mismos
la debilidad de los que se ven obligados a
ayunar por necesidad todo el año.
Nos enseña misericordia.
Nos educa el egoísmo y la autosuficiencia para abrirnos
más a Dios y a los hermanos.
La Oración
La oración nos ayuda a estar más cerca de Dios
para poder cambiar algo de nuestro interior.
Necesitamos convertirnos, abandonando el pecado.
Debemos cambiar nuestra forma de vivir para que Dios
sea el centro de nuestra vida.
Sólo en la oración encontraremos el amor de Dios
y la dulce y amorosa exigencia de su voluntad.
Para que nuestra oración tenga frutos, debemos evitar la hipocresía,
no oremos para que los demás nos vean llamando
la atención con nuestra actitud.
Hay que evitar las distracciones.
Es preciso preparar nuestra oración,
el tiempo y el lugar donde se va
a llevar a cabo para podernos poner
en presencia de Dios.
No a la multitud de palabras.
Es que no se trata de hablar mucho o repetir oraciones
de memoria, sino de escuchar a Dios.
La oración es conformarnos con Él;
nuestros deseos, nuestras intenciones
y nuestras necesidades.
Por eso no necesitamos decirle muchas cosas.
De La Red