DECIDIMOS CONVIVIR.
Durante nuestra vida convivimos muchas veces con sensaciones, sin quererlas o desearlas, pero también con otras que no valoramos como se merecen.
Convivimos con la angustia, el dolor, la duda, la ansiedad, el temor, la mentira, el rechazo, el desprecio, con la venganza, con el silencio, con el rencor, con la rutina, con los desencantos, con la falta de humildad, con la ausencia de valores y principios, con la ingratitud, con la inseguridad, con la falta de ilusión, con la falta de libertad, con la indiferencia, con la envidia propia y la de los demás, con la falta de Fe, con el aburrimiento...
Pero, también convivimos con el humor, con la alegría, con la risa de uno y la de los demás, con los colores que nos traen paz y armonía, con el Sol que nos da energía, con la lluvia que no nos molesta, con las caminatas por la tarde, con la posibilidad de conocer la felicidad, de dar amor y ser correspondido, con la búsqueda de la verdad, con la imaginación, con el bien, con el cariño, con los abrazos, con los afectos, con las caricias, con las charlas placenteras, con el compañerismo, con la lealtad, con la Fe, con proyectos posibles e imposibles, con la lectura, con las distintas manifestaciones del arte, con fragancias y perfumes, con los recuerdos nostálgicos...
Uno, siempre uno, será el que finalmente decida con qué quiere convivir...
de Elixires para el Alma