Me siento a veces impotente,
pero no pierdo jamás la esperanza.
Mahatma Ghandhi
Esperanza
Tus manos en mis manos acogidas,
cruzábamos el parque en que me heriste,
aquella tarde en que, por fin, quisiste
cerrar con tus palabras mis heridas.
Las hojas de los árboles caídas
hollaban nuestros pies, y a su eco triste,
"parecen corazones, me dijiste,
que perdieron la savia de sus vidas".
Un soplo fuerte, inesperado y frio,
por los senderos libres y desiertos
barrió las secas galas del estio...
y entre el huir de corazones muertos,
llenos de amor, tu corazón y el mio,
cantaron juntos a la vida abiertos.
Miguel Hernandez