Si usted está a punto de reventar mentalmente, cállese unos instantes para pensar.
Si el motivo es una molestia en su cuerpo, la intranquilidad lo empeorará.
Si la razón es la enfermedad de un ser querido, su desajuste lo agravará.
Si sufrió perjuicios materiales, las lamentaciones no le ayudarán a pagar las deudas.
Si perdió a un ser querido, las quejas le volverán menos simpático a los otros amigos.
Si dejó atrás una oportunidad valiosa, inquietarse es desperdiciar el tiempo.
Si surgieron contrariedades, la desesperación, es una puerta abierta a males mayores.
Si no logró lo que deseaba, la impaciencia hará más larga la distancia entre usted y su objetivo.
Sea cual fuere la dificultad, conserve la calma y siga trabajando, porque, en todo problema,
la serenidad es el techo del alma.
Phil Bosmans
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