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General: EVANGELIO DE HOY MARTES 10 DE MARZO DEL 2015
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: campitos0  (Mensaje original) Enviado: 10/03/2015 16:00
Martes de la tercera semana de Cuaresma

Libro de Daniel 3,25.34-43. 
Azarías, de pie en medio del fuego, tomó la palabra y oró así:
No nos abandones para siempre a causa de tu Nombre, no anules tu Alianza, 
no apartes tu misericordia de nosotros, por amor a Abraham, tu amigo, a Isaac, tu servidor, y a Israel, tu santo,
a quienes prometiste una descendencia numerosa como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar.
Señor, hemos llegado a ser más pequeños que todas las naciones, y hoy somos humillados en toda la tierra a causa de nuestros pecados.
Ya no hay más en este tiempo, ni jefe, ni profeta, ni príncipe, ni holocausto, ni sacrificio, ni oblación, ni incienso, ni lugar donde ofrecer las primicias, y así, alcanzar tu favor.
Pero que nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humillado nos hagan aceptables
como los holocaustos de carneros y de toros, y los millares de corderos cebados; que así sea hoy nuestro sacrificio delante de ti, y que nosotros te sigamos plenamente, porque no quedan confundidos los que confían en ti.
Y ahora te seguimos de todo corazón, te tememos y buscamos tu rostro.
No nos cubras de vergüenza, sino trátanos según tu benignidad y la abundancia de tu misericordia.
Líbranos conforme a tus obras maravillosas, y da gloria a tu Nombre, Señor. 



Salmo 25(24),4-5ab.6.7bc.8-9. 
Muéstrame, Señor, tus caminos, 
enséñame tus senderos.
Guíame por el camino de tu fidelidad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y mi salvador.

Acuérdate, Señor, de tu compasión y de tu amor, 
porque son eternos.
Por tu bondad, Señor, 
acuérdate de mi según tu fidelidad.

El Señor es bondadoso y recto: 
por eso muestra el camino a los extraviados;
él guía a los humildes para que obren rectamente 
y enseña su camino a los pobres.





Evangelio según San Mateo 18,21-35. 
Se adelantó Pedro y le dijo: "Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?". 
Jesús le respondió: "No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. 
Por eso, el Reino de los Cielos se parece a un rey que quiso arreglar las cuentas con sus servidores. 
Comenzada la tarea, le presentaron a uno que debía diez mil talentos. 
Como no podía pagar, el rey mandó que fuera vendido junto con su mujer, sus hijos y todo lo que tenía, para saldar la deuda. 
El servidor se arrojó a sus pies, diciéndole: "Señor, dame un plazo y te pagaré todo". 
El rey se compadeció, lo dejó ir y, además, le perdonó la deuda. 
Al salir, este servidor encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, tomándolo del cuello hasta ahogarlo, le dijo: 'Págame lo que me debes'. 
El otro se arrojó a sus pies y le suplicó: 'Dame un plazo y te pagaré la deuda'. 
Pero él no quiso, sino que lo hizo poner en la cárcel hasta que pagara lo que debía. 
Los demás servidores, al ver lo que había sucedido, se apenaron mucho y fueron a contarlo a su señor. 
Este lo mandó llamar y le dijo: '¡Miserable! Me suplicaste, y te perdoné la deuda. 
¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de tí?'. 
E indignado, el rey lo entregó en manos de los verdugos hasta que pagara todo lo que debía. 
Lo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos".
 


»¦«maiev25»¦«2009»¦«


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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: campitos0 Enviado: 10/03/2015 16:00

Comentario: Rev. D. Enric PRAT i Jordana (Sort, Lleida, España)

Movido a compasión (...) le perdonó la deuda

Hoy, el Evangelio de Mateo nos invita a una reflexión sobre el misterio del perdón, proponiendo un paralelismo entre el estilo de Dios y el nuestro a la hora de perdonar.

El hombre se atreve a medir y a llevar la cuenta de su magnanimidad perdonadora: «Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete veces?» (Mt 18,21). A Pedro le parece que siete veces ya es mucho o que es, quizá, el máximo que podemos soportar. Bien mirado, Pedro resulta todavía espléndido, si lo comparamos con el hombre de la parábola que, cuando encontró a un compañero suyo que le debía cien denarios, «le agarró y, ahogándole, le decía: ‘Paga lo que debes’» (Mt 18,28), negándose a escuchar su súplica y la promesa de pago.

Echadas las cuentas, el hombre, o se niega a perdonar, o mide estrictamente a la baja su perdón. Verdaderamente, nadie diría que venimos de recibir de parte de Dios un perdón infinitamente reiterado y sin límites. La parábola dice: «Movido a compasión el señor de aquel siervo, le dejó en libertad y le perdonó la deuda» (Mt 18,27). Y eso que la deuda era muy grande.

Pero la parábola que comentamos pone el acento en el estilo de Dios a la hora de otorgar el perdón. Después de llamar al orden a su deudor moroso y de haberle hecho ver la gravedad de la situación, se dejó enternecer repentinamente por su petición compungida y humilde: «Postrado le decía: ‘Ten paciencia conmigo, que todo te lo pagaré’. Movido a compasión...» (Mt 18,26-27). Este episodio pone en pantalla aquello que cada uno de nosotros conoce por propia experiencia y con profundo agradecimiento: que Dios perdona sin límites al arrepentido y convertido. El final negativo y triste de la parábola, con todo, hace honor a la justicia y pone de manifiesto la veracidad de aquella otra sentencia de Jesús en Lc 6,38: «Con la medida con que midáis se os medirá».


 
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