XXV Papa
Martirologio Romano: En Roma, en el cementerio de Calixto, en la vía Apia, san Dionisio, papa, el cual, después de la persecución bajo el emperador Valeriano, consoló con piadosas cartas y con su presencia a los hermanos y a los afligidos, con dinero redimió de los sufrimientos a los cautivos, y enseñó a los ignorantes los principios de la fe, brillando en toda virtud. († 268)
Nació Dionisio en Gracia, en el año 200, aunque no falta quien le haga calabrés, africano o persa. Aunque no se sabe nada de su infancia y juventud, el libro "Flores del Carmelo" dice que "presto olvidó a sus padres (…) porque como otro Melquisedec, sin respetos de carne y sangre subiese todo espiritual al supremo sacerdocio". Es decir, que le hacen de ascendencia noble. Desde joven fue pío, sabio y pronto tomó el hábito monástico junto al río Jordán. Ya os imagináis que cada día aumentaba en santidad, sabiduría, emulando a los monjes más ancianos. Era amante de la soledad, las vigilias, la oración y la penitencia. A los años, acrecentado en virtudes, llegó a ser superior del monasterio del Monte Carmelo, siendo ejemplo eligiendo los oficios más humildes y tratando a todos con rectitud y caridad.
A edad madura, bajo el imperio de Decio, y en medio de la persecución de este, se fue a Roma, donde se alojó en una cueva para continuar su estilo carmelitano de vida. Se hizo tan famoso por su piedad, sabiduría, caridad y predicación, que en el 259, al ser martirizado San Sixto II (7 de agosto), fue elegido sucesor de este.
Su primera acción pública fue consagrar la cueva donde vivía como iglesia, bajo el título "Santa María Scala Greca". Allí celebraba los oficios, animaba a los cristianos a ser fieles, administraba justicia y caridad. Allí bautizó a 46 soldados, mártires después. En esta época se sitúa el martirio de Santa Cirila, hija de Decio, discípula de Santa Eugenia (25 de diciembre) a quien Dionisio dio el velo.
En estos años surgió la herejía de Sabelio, que negaba la Trinidad. Fue rebatido por el obispo San Dionisio de Alejandría (8 de abril). Con tanta minuciosidad explicó el santo el dogma trinitario, la naturaleza de las Personas Divinas y la esencia del misterio, que otros obispos le denunciaron ante el papa San Dionisio por excederse en conjeturas que ponían en peligro la fe. En el 263 convocó San Dionisio un concilio en Roma, para condenar la herejía de Sabelio y examinar la doctrina del Dionisio alejandrino. Finalmente, este fue librado de toda sospecha, aunque templado su fervor al escribir.
En el 266 enfrentó la herejía del patriarca de Antioquia, Pablo de Samosata, que igualmente erraba al tratar de la Trinidad, negando la Divinidad a Cristo. Convocó Dionisio un concilio en Antioquia, aunque no fue personalmente. Se condenó la doctrina del hereje y por su promesa de enmienda no se le depuso de su sede. Años más tarde volvería a recaer en ella y finalmente fue depuesto en 272, en un nuevo concilio.
Pero volvamos a N. P. San Dionisio: Escribió el santo varias cartas y decretos. Se le atribuye el mandato por el cual los eclesiásticos se abstuvieran de testificar en juicios. Renovó la división en sectores de la iglesia romana, que habían hecho sus predecesores. También se dice que reordenó las sedes episcopales españolas. Dionisio fue Papa nueve años, y murió de 72 años el 26 de diciembre de 268, reinando Claudio.
Hay discordancias sobre su muerte y entierro. La Depositio Episcoporum, pone su enterramiento el 27 de diciembre en las catacumbas de Calixto, pero el Martirologio Pseudo-jeronimiano dice que fue enterrado en las catacumbas de Priscila. Su cuerpo fue trasladado a San Silvestre "in capite". El Catálogo Liberiano le pone como mártir, y así se ha tenido durante mucho tiempo, pero salvo Decio, los emperadores siguientes, Valeiano y Claudio, no persiguieron cristianos.
La Iglesia concedió a la Orden Carmelita trasladar su oficio del 26 de diciembre, por los días de Navidad, al 19 de enero, día en que lo celebraba hasta la reforma del calendari