Primera y segunda iniciación:
Son muy mentales y el ser puede sufrir mucho porque debe aprender a dar el mando a los cuerpos superiores. Es necesario que haga esto concientemente, y hasta que no lo logre no puede seguir adelante.
Tercera iniciación:
El ser ya comienza a manejarse con la intuición. Empieza a tener conciencia real del trabajo en este plano; se hace más abierto y en algún momento se pone a cumplir con su tarea.
Cuarta iniciación:
Está dedicada a lograr el desapego. Significa que cada ser tiene un karma propio que sólo él mismo debe resolver, y debe aprender a respetar el de los demás.
Quinta iniciación:
Debe conseguirse en gran medida el control del cuerpo físico y sus exigencias. De este modo el canal entre lo superior y lo inferior se expande y los cuerpos superiores dominan.
Durante esta iniciación es estimulado el chakra cardíaco , a fin de obtener un mejor control del emocional y prestar un mayor servicio a la humanidad. Se aprende todo lo concerniente al plano astral; el iniciado debe aprender a estabilizar su vehículo emocional y aprender a actuar en el plano astral con la misma soltura con que lo hace en el físico; aprende a controlar a los elementales del astral y aumenta el valor y la calidad de su trabajo en el plano físico.
Sexta iniciación:
Así como en la anterior se manifiesta el control del físico, en esta debe manifestarse de la misma forma el control del emocional.
Se estimula el chakra laríngeo; esto otorga la habilidad de dar y expresar aquello que sirva de ayuda, a través de la palabra hablada o prestando algún tipo de servicio.
El iniciado aprende a controlar su vehículo mental, desarrolla la capacidad de manejar materia mental y aprende las leyes para construir pensamientos creadores. Profundiza el conocimiento del microcosmos y domina las leyes de su propia naturaleza, lo que le permite tener el dominio de los cuatro subplanos inferiores de los planos físico, astral y mental.
Séptima iniciación:
Se otorga al iniciado una visión del porvenir y son estimulados los chakras de la cabeza (coronario y tercer ojo) .
Ahora, con el cuerpo físico purificado, el emocional estable y el mental controlado, podrá manejar sin peligro sus facultades psíquicas para ayudar a la raza. Es capáz de crear formas mentales claras y bien definidas, de alto grado de vibración y síntesis. Capta el trabajo que debe realizar en el microcosmos y es muy avanzada la parte que desempeña en el macrocosmos. Desarrolla la capacidad de ver y oir en todos los planos y entra en contacto con los Maestros. Aplica las leyes de los tres planos inferiores para ayudar al plan de la evolución; estudia los planos cósmicos y se hace conocedor de las técnicas esotéricas. Aprende a dirigir las actividades de los devas constructores.
Octava iniciación:
El iniciado domina ya el quinto subplano de los planos físico, astral y mental y va en camino de dominar el sexto. Su contacto con los devas es más completo y aprende el significado del color y el sonido.
Tiene a su cargo gran trabajo y enseña a muchos discípulos.
Novena iniciación:
También se la llama Primera Iniciación Cósmica. El iniciado llega al grado de Maestro y es admitido en la Hermandad de Sirio.
Puede recibir dos iniciaciones más, en las cuales aprende a aplicar la ley en el sistema solar.
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