La Gran Ascensión viene después de La Gran Resurrección. La Gran Resurrección viene después de la Crucifixión, después la Resurrección y luego la Ascensión. Jesús lo dejó todo como ejemplo. Nosotros todos los días estamos pasando a través de esos cuatro pasos. Cada vez que nos damos cuenta de que no es conveniente la manera que estamos empleando para hacer algo y optamos por otro modo que la mejora; cada vez que adoptamos una nueva actitud ante algo, estamos dando los tres pasos, porque hemos crucificado un concepto; hemos resucitado una idea; y hemos ascendido un paso.
Crucificar no es necesariamente sufrir una agonía ni hacerla sufrir a alguien, no. Cuando estamos tachando una lista de cosas que teníamos que hacer le colocamos una cruz a aquellas cosas que ya hemos hecho o cumplido; bueno, pues eso es crucificar. La cruz es el signo que significa más; es el símbolo positivo. El menos, se indica con una rayita horizontal, que es negativo. Al poner esa rayita horizontal, negativa, y encima raya vertical, positiva, que la atraviesa, ese menos, negativo, ha quedado crucificado, o sea, convertido en positivo, es más, encaminado hacia lo mejor, hacia la superioridad.
El día que se te ocurra que con mermelada pescarás más moscas que con vinagre, estás crucificando un modo negativo de pescar moscas; resucitas una idea que potencialmente existía en ti desde que fuiste creado y asciendes a un grado mayor de inteligencia y saber hacer. El día en que aprendas a manejar un automóvil, has crucificado la marcha a pie, has resucitado células en tu cerebro que estaban dormidas y has ascendido a un grado mayor en la escala de tus conocimientos de movimientos reflejos, etc. el paso ascendente es mental. El Monte donde ocurrió la crucifixión de Jesús se llamó Golghota, que significa cráneo, porque tenía la forma de un cráneo o calavera. Ustedes ya saben que no existen casualidades, todo es “causa y efecto”.
Al crucificarse un concepto o una idea, o como se dice en lenguaje espiritual, al limpiarse, se ha purificado. Cuando esto ocurre se aceleran las vibraciones y aumenta la frecuencia de todo su ser. Su Luz se hace más brillante, más luminosa y más blanco el tono. Todos sabemos lo que es “frecuencia” en electricidad. Frecuencia es el número de oscilaciones que se dan en una onda dentro de un tiempo determinado. Al acelerarse las vibraciones asciende el número de la “frecuencia”, asciende el brillo de la Luz, asciende la Pureza, asciende el Ser. Cuando una persona ha adquirido una rata vibratoria muy alta, no pueden acercársele pensamientos inferiores, grises, negativos, de odio, de críticas, ni enfermedades, ni accidentes, ni molestias, ni perturbaciones, ni cataclismos, ni nada considerado menos que bueno. Donde hay una persona que ha llegado a un estado altísimo de frecuencia vibratoria no puede estar un terremoto, por ejemplo, basta que ese individuo se encuentre allí, en donde va a producirse el sismo, o donde comienza a producirse, para que sus radiaciones lo detengan, lo paralicen y lo impidan ¿Por qué? ¿Cómo es eso? ¿Has visto un ventilador eléctrico girando a su más alta velocidad, o sea, a su más alta frecuencia? ¿Has visto lo que ocurre cuando una pluma, un pedazo de tela o papel, un insecto, o cualquier otra cosa menos fuerte que la fuerza que él esparce a su alrededor, entra dentro de su radio de acción?. Verás que insecto, pedazo de papel o lo que sea,es violentamente sacado afuera, o atrapado y triturado por las aspas del abanico. O sea, la radiación fortísima que está desarrollando no permite que nada entre dentro de su radio de acción, que mantiene limpio, purificado. El aire que violentamente despide el aparato disemina cuanto se le acerca. Asimismo, al ser purificado no puede acercársele nada inferior, sólo la Luz que es superior, puede entrar y atravesar su rata vibratoria.
Tú sabes que aquello que alimentas con tu mente, va creciendo, aumentando. Cada vez que nosotros fijamos nuestro pensamiento en el centro del átomo (ese núcleo que es Luz y que es Dios, y que ya tanto se te ha enseñado) se acelera la vibración de los electrones, al acelerar su vibración, se van limpiando y haciendo un área más extensa libre de toda impureza donde se va expandiendo el Concepto Inmaculado. Lo que rodea ese átomo puede ser una forma horrible hecha por acumulación de moléculas que a fuerza de pensar y de sentir una idea terrible hemos terminado por imprimirle esa forma. Puede ser un monstruo hecho por nosotros en épocas pasadas, cuando todavía ignorábamos la Verdad. Pero al átomo en sí, los átomos que componen esa molécula son blancos, puros, inmaculados en su centro. Contienen a Dios en esencia y nadie puede transformar a Dios. Él nos da una energía atómica que entra por millones, de millones, de millones de unidades de energía en nuestros corazones; los pensamientos que pasan a través de nuestras mentes van imprimiéndose en la energía atómica y formando figuras feas o bellas de acuerdo con lo que pensamos. Como el centro de cada átomo es Dios, es Poder, es Energía, tiene como quien dice, un motor potentísimo para hacer actuar las formas que les damos a esas masas de átomos. Cada centro de átomo continúa siendo bello, perfecto, adorable, y cuando se disuelva la figura defectuosa que lo rodea, queda la esencia original en toda su perfección, pero mientras tanto están actuando como nosotros les dimos orden de que actuaran ¿Comprendes? Bueno, pues la forma de comenzar a devolver a cada átomo su forma y actuación original, es recordando lo que es: Un centro perfecto de Luz, de Amor, de Inteligencia Divina. Eso es reconocer la Verdad. Y todos sabemos que Jesús dijo: “CONOCED LA VERDAD Y ELLA OS HARÁ LIBRES”. Esa Verdad que hemos reconocido, es lo que transforma y liberta a los átomos. Es devolverle a los átomos que nos han sido prestados su estado de perfección. Es ir caminando hacia la Llama Blanca, hacia la Ascensión, la Gran Ascensión y no tendremos más nunca una sola circunstancia dolorosa ni negativa. Es el Cielo.
Continua...