Todo es enseñanza y seguirá repitiéndose hasta que los seres vivientes comprendan el Plan divino y sepan qué es lo que tiene que hacer para llevar a cabo los designios del Supremo Hacedor. La Iluminación real viene a Ustedes con el propósito de indicarles la vereda que tienen que seguir para conseguir la Ascensión. Esta vía, en la mayoría de los casos, está llena de obstáculos que tienen Ustedes que vencer para conseguir la Ascensión.
Aquello que generalmente se le hace fácil no es necesariamente el camino más indicado y sí otra prueba para ver cómo Ustedes se comportan frente a las repercusiones de una situación que puede tender a llevarlos por senderos erróneos.
Cuando sientan duda acerca de lo que deben hacer, invoquen al Amado Maestro Confucio y a los Servidores del Rayo de la Iluminación, pidiéndoles que los guíen.
Que la Llama Dorada los envuelva.
“Ha hablado Jofiel”.
El transanterior Director de este Rayo fue el Ascendido Maestro Kuthumi, quien luego pasó a ser Director Mundial. Su lugar en la Llama Amarillo Oro fue ocupado por el “Ascendido Maestro Lanto”.
Más tarde el Maestro Lanto fue ascendido también a Director Mundial y en su lugar, como Chohan del Rayo Amarillo Oro quedó su discípulo el “Ascendido Maestro Confucio”, quien es hoy su actual Chohan o Director.
A este Rayo pertenecen todas las personas que sienten especial predilección por las enseñanzas en ellos, como instructores, sobresalen el Corazón comprensivo y la Paciencia, sobre todo, esto lo usan con el discípulo torpe, con el tarde en comprender; ellos derraman sobre éstos el óleo de su Amor y su Ternura contenido en el más puro Amor Divino y así obtienen grandes logros.
El Maestro Kuthumi fue Director del Rayo Amarillo Oro durante muchos siglos. Entre otras encarnaciones él fue Gaspar, uno de los Tres Reyes Magos; encarnó también en Pitágoras; luego en San Francisco de Asís y, más recientemente, en San Martín de Porres, el humildísimo santo peruano.
En su encarnación como San Francisco de Asís nos dejó esta bellísima oración que es toda Amor y Humildad. Repítela conmigo:
¡Señor!
¡Haz de mí un instrumento de tu Paz!
Que donde haya odio, yo siembre Amor
donde haya ofensa, yo ponga Perdón;
donde haya duda, yo ponga Fe;
donde haya error, yo ponga tu Verdad;
donde haya discordia, yo ponga Unión;
donde haya desesperación, yo ponga Esperanza;
donde haya tinieblas, yo ponga tu Luz;
donde haya tinieblas, yo ponga Alegría.
Concédeme Señor la gracia de no buscar tanto ser comprendido, como comprender; ser consolado, como consolar; ser amado, como amar, porque dando es como recibimos, perdonando es como somos perdonados y muriendo en Ti es como nacemos a la Vida eterna.
Oigamos también lo que nos dice Casiopea, el Elohim de la Llama Dorada.
“Dentro de tu corazón está la Llama Dorada de la Iluminación que te revelará la Verdad. Visualízate en medio de un pilar de luz dorada, formado por una cascada de sabiduría que surge de tu mente y de tu corazón, emanando de tu “Yo Superior”, que vive más arriba de tu cabeza. Trata de sentir cómo derrama sobre tu cabeza una copa llena de luz dorada que cae en tu corazón y va llenando todas las células de tu cuerpo, invadiendo cada órgano, función y parte de tu cuerpo físico... Mira cómo llena tu cerebro y tu mundo mental: cómo irradia en tu mundo emocional; cómo atraviesa tu cuerpo etérico hasta nueve pies al exterior, rodeándote en todas las direcciones... Ahora, siente que tú eres el Cristo mandando esa dorada radiación de sabiduría hacia todas partes, radiación que bendice todo lo que toca el borde de tu manto. Siéntelo así y conviértete en un buen conductor de la iluminación para la tierra”.
Continua...