Amado Hermano en Dios, Nuestro Padre Universal; Mi Cristo saluda a Tu Cristo, vengo a darte la Décima Quinta Lección de Metafísica Cristiana. Hoy vengo, en nombre de Mi Cristo, a hablar de la Llama Amarillo Oro.
Su día es el Lunes. El Arcángel que la mantiene es Lord Jofiel”, cuyo Complemento se llama “Constancia”. Su Chohan o Director es el “Ascendido Maestro Confucio”. Su Elohim es “Casiopea” y el Complemento de dicho Elohim tiene por nombre “Minerva”.
Este Rayo o Llama representa la Sabiduría, la Iluminación, el Amor y la Paz. Las virtudes que en él destacan especialmente son la Sabiduría e Iluminación. Debo explicarte que la Sabiduría no consiste en la posesión de conocimientos adquiridos a través de prolongados y concienzudos estudios universitarios o de cualesquiera otra índole. Estos conocimientos así adquiridos representan el saber, la ilustración, la cultura en general; pero quien puede ser un faro de ciencia y cultura puede muy bien carecer en absoluto de Sabiduría. La Sabiduría en el ser humano comienza por la Comprensión, si no, no puede haber Sabiduría.
Las personas aficionadas a criticar, que se erigen en jueces gratuitos de sus prójimos opinan sin averiguar. La Causa Mediata, el Motivo Profundo, que puede existir detrás de la determinada actuación de cualquier ser, al permitirse juzgar en forma negativa dan muestras de carecer de Sabiduría porque así están manifestando su carencia de Comprensión.
Detrás de todo efecto hay una causa presente, esto ya lo aprendiste en la Ley de Causa y Efecto, y lo que suele llamarse Personalidad en el individuo no es más que la resultante de una serie de causas anteriores que sumadas dan como efecto sentimientos, actitudes y mentalidades, más o menos imperfectos, cuya secuela es el que una persona se exprese en tal o cual forma, que crea esto o aquello, que sea tímida o agresiva y que tome una errada o acertada actitud ante la vida y ante sus semejantes. Se habla de seres tarados físicamente, de los tarados moralmente se habla y se sabe poco y ¿Quién puede estar exento de una tara de esta clase? ¿Quién no lleva por dentro su callada frustración? ¿Quién no tiene su complejo en tal o cual plano? ¿Quién no es víctima de impresiones sufridas en la infancia y aún dentro del vientre materno? ¡Cómo podemos, pues, juzgarnos los unos a los otros! Retengo en mi mente la frase de un afamado escrito: “NO HAY COSA QUE ME PRODUZCA MÁS RISA QUE VER A UN HOMBRE JUZGANDO A OTRO HOMBRE”. Sólo Dios representado en tu alto Ego por la Divina Presencia “Yo Soy” puede ser tu Juez porque Ese, en forma de Consciencia, es el que suele reprenderte cuando no procedes bien. Pero tiene que saber distinguir cuando habla Tu divina Presencia “Yo Soy” o cuando habla tu Mente carnal inferior informada por tus cinco limitados sentidos físicos, pues entonces quien te reconviene es el prejuicio, quien te orienta es el egoísmo, quien se escandaliza es tu gazmoñería, quien se erige en Juez de otros es tu Soberbia.
Cuando se llega a comprender a otros seres humanos, cuando se llega a intuir qué es lo que los pulsa a actuar o a sentir en tal o cual forma, y sobre todo, cuando se le ve como a un hermano y trata de juzgársele con Amor, cuando no se le condena sino que se le compadece, es cuando se comienza a actuar con Sabiduría es el resultado de la suma: Inteligencia más Amor. Al buscar la razón se sabe qué cosa hay que hacer para ponerle remedio, para ayudar a quienes están actuando equivocadamente. La misma Ley antes citada también te lo enseña:
“CORRIGE LA CAUSA Y REMEDIARÁS EL EFECTO”
Continua...