Pero ¿dónde se puede establecer contacto con este maravilloso Poder Místico?
La respuesta es sencilla: este Poder se encuentra dentro de la propia
conciencia, el último lugar donde la mayoría de la gente lo buscaría.
Justamente dentro de tu propia mente descansa una fuente de energía
más fuerte que la electricidad, más potente que un alto explosivo; ilimitada
e inagotable. Sólo necesitas hacer contacto consciente con este poder
para ponerlo a trabajar en tus asuntos.
De este Poder Interno, la Luz Interna, se habla en la Biblia en términos
de un Niño. El descubrimiento consciente de que tienes este poder
dentro de ti, y tu determinación para hacer uso de él, es el nacimiento del niño.
“Porque un niño no es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre
su hombro; y se llamará su nombre Maravilloso, Consejero,
Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.” (Isaías 9:6).
Esto es una descripción maravillosa de lo que sucede cuando la idea espiritual,
el Niño, nace en el alma. Caminar en la tiniebla física o moral, es habitar
en la sombra de la muerte –la muerte de la alegría, de la esperanza,
o del autorespeto- describe muy bien la condición de muchas personas
antes que la Luz brille dentro de sus fatigadas y desoladas vidas;
y el Profeta se eleva en un himno de alegría eufórica al
tiempo que contempla la liberación.
“El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz;
los que moraban en tierra de sombra de muerte,
luz resplandeció sobre ellos”. (Isaías 9:2).
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