A LA SOMBRA DE LA ROSA.
Cuenta una leyenda, que un caminante encontró un pedazo de greda muy fragante
Despedía tal fragancia, tan intensa y grata, que sus efluvios impregnaban todo el cuarto,
Dime ¿Quien eres?, pregunto el viajero,
¿Una perla rara de un país extranjero?
¿Un nardo exótico que se esconde y cobija en la greda?
¿O alguna otra costosa mercadería?
No, solo soy un simple pedazo de greda.
¿Y como emanas ese exquisito perfume?
El secreto de mi fragancia, amigo, es que he vivido a la sombra de la rosa.
Se espera de los Cristianos que sean el espejo de Jesús…..que vivan como viviría Él, que se conduzcan como Él, que hablen como Él y que incluso piensen como lo haría Él
Pero ¿qué podemos hacer para lograrlo? ¿Qué hacemos para parecernos más a Él?
Como nos enseña esa fábula persa, debemos vivir bien cerca de Él. (2 Corintios 3:18).
Por muchas cualidades que tengamos, por muy dinámicos que seamos, por mucho don de gentes que poseamos y por muchas buenas iniciativas que emprendamos, si no dedicamos tiempo a Jesús, no podremos ser un buen reflejo de Él ni traslucir Su amor.
La forma más segura de hecho, la única de alcanzar una renovación total y duradera es pasar tiempo con Jesús. Necesitamos Su amor, Sus fuerzas y Su sabiduría, y la única forma de obtenerlos es dedicarle tiempo a Él.
Jesús nos enseñó que el requisito para llevar una vida fructífera es permanecer en Él. «Permaneced en Mí, y Yo en vosotros» (Juan.15:4).
«Yo soy la rosa de Sarón, y el lirio de los valles.» Cantar de los Cantares 2:1
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