LA HISTORIA DE LAS DOS RANAS
Existen ciertos momentos en que la paciencia, por más difícil que sea, es la única manera de soportar determinados problemas.
El relato que se cuenta a continuación ilustra bien la virtud de saber esperar:
Dos ranas cayeron dentro de una jarra de leche. Una era grande y fuerte, pero impaciente y, confiando en su forma física, luchó la noche entera, debatiéndose para escapar.
La otra era pequeña y frágil. Como sabía que no tendría energía para luchar contra su destino, resolvió entregarse. Con sus patas hizo apenas los movimientos necesarios para mantenerse en la superficie, sabiendo que tarde o temprano moriría. "Cuando no se puede hacer nada, nada se debe hacer", pensaba ella.
Y así las dos pasaron la noche; una en la tentativa desesperada de salvarse, la otra aceptando con tranquilidad la idea de la muerte.
Exhausta por el esfuerzo, la rana mayor no aguantó más y murió ahogada. La otra rana consiguió flotar toda la noche y cuando a la mañana siguiente resolvió entregarse, se dio cuenta de que los movimientos de su compañera habían transformado la lecha en manteca. Y todo lo que tuvo que hacer fue saltar fuera de la jarra. |