Lo distingue condiciones sociales, sexo, edad ni raza y cuando afecta a los niños, su presencia es aún más preocupante. Se trata de la diarrea, cuya incidencia repunta en época de invierno y está ubicada como una de las afecciones infantiles más frecuentes con alto grado de mortalidad. La situación es más grave en países en vías de desarrollo donde no existen suficientes redes de agua potable y la educación en medidas higiénicas pareciera no ser prioridad.
Se estima que en el mundo hay más de dos billones de episodios de diarreas al año y de acuerdo a estadísticas de la Organización Mundial de la Salud, dos millones de niños mueren por deshidratación.
Curiosamente en la diarrea no es el microbio el que mata, sino las consecuencias que causa en el intestino porque produce la deshidratación. Esa pérdida de agua puede producir la muerte. Los microbios tienen que entrar dentro del cuerpo humano para actuar, y en los niños lo hacen a través de las vías respiratorias o digestivas.
En cada órgano de nuestro cuerpo hay células especializadas. En el caso del intestino, absorben los alimentos, el agua y los electrolitos. Cuando entra un microbio, se fijan en las células digestivas, las deterioran y ellas no absorben el líquido sino que lo expulsan. Para entender lo complejo que es el flujo intestinal, debemos saber que un adulto tiene entre ocho o nueve litros de líquido al día en su intestino, los echa y los reabsorbe (flujo intestinal). Cuando hay una diarrea el microbio bloquea la función de la célula, el tránsito de agua no se produce, y se deshidrata.
Aunque se descubrió que el rotavirus es uno de los causantes de esta afección digestiva y existen vacunas contra él que han significado un gran avance en los países industrializados, todavía en naciones como la nuestra no ha llegado a todos los infantes por su elevado costo. Esta inmunización previene el rotavirus pero no otros virus, por tanto el tratamiento fundamental sigue siendo la higiene y rehidratar al es cuando empieza el problema.
Los mitos caseros
Suministrar trocitos de plátanos verdes o compotas de manzana no solucionan en nada el cuadro diarreico. Lo único que hacen es que el agua que esté en el intestino más bien se convierta en esponja. Cuando un niño está agravado no arreglas nada con el plátano verde, acabará en emergencia y con hidratación endovenosa. La norma es que en las primeras horas hay que darle solución oral y luego un anti secretor intestinal como el racecadotrilo, con el que se ha disminuido el número de ingresos y el costo sanitario..
En general 60% de los niños que toman la medicación no van a necesitar hospitalización, disminuye la mortalidad y la morbilidad (los efectos secundarios que conlleva la enfermedad, como ausentismo laboral, gastos sanitarios).
Otra de las falsas creencias es que los niños gorditos no tendrán problemas en su peso por la diarrea. La proporción de pérdida de agua es la misma en un gordito como en un delgado.
Lo que sí es cierto es que durante las primeras seis horas de inicio de la diarrea sólo debe darse al niño suero y si está tomando pecho puede seguir con la leche materna. Evite darle lácteos porque el azúcar que lleva la leche aumenta la diarrea, así que prefiera alimentos sin lactosa.
La diarrea puede controlarse con tres medidas: aumentar el nivel sanitario de la población, mejorar el conocimiento de la enfermedad y que la gente vaya al médico. Ni el suero ni el racecadotrilo matan el virus de la diarrea, sólo tratan el daño causado por el virus en el intestino que provoca pérdida de agua.
Molécula sanadora
El gran descubrimiento reciente para la prevención de la diarrea fue la molécula racecadotrilo, un anti secretor intestinal que ayuda a la célula dañada a restaurarse, entonces en lugar de expulsar agua aumenta la absorción del vital líquido. Viene en presentación de sobrecitos que se suministra cuando empieza la diarrea en el niño. Es tan seguro que puede ser empleado en niños a partir de los tres meses de edad, pues no afecta la motilidad normal del intestino. El racecadotrilo permite reducir rápidamente la frecuencia y el volumen de las deposiciones y acorta la duración del cuadro.
Conviene saberlo
Para evitar la diarrea lo primero y fundamental es que la población cuente con agua potable, se lave constantemente las manos y limpie con regularidad su vivienda. No visite los domicilios donde se conozcan casos de diarrea, sobre todo si tiene niños.
Una gota de cloro por cada litro de agua es suficiente para lavarse las manos, las verduras y vegetales. Ni el limón ni el vinagre matan los microbios.
El cuerpo de un bebé es 80% agua. Cuando pierde 5% es considerada deshidratación leve, 10% moderada y más de 15% grave. Se pierde un litro y medio en un cuadro diarreico. En pocas horas un niño puede deshidratarse.
Las gastroenteritis virales son provocadas por virus en 70% de los casos y por bacterias en 30% (la salmonella es la más frecuente en los alimentos).
La gravedad de un cuadro diarreico depende del estado nutricional del niño, de su sistema inmune, de la edad y del número de virus que haya podido entrar a su cuerpo. Mientras más pequeño y desnutrido se encuentre, más grave estará. Las personas de la tercera edad son también una población en riesgo de contraer la afección.
Las diarreas víricas no requieren antibióticos. |