¿Podemos protegernos del estrés?
En la columna anterior exploramos la relación entre estrés y sistema inmune. Ahora queremos indagar en aquellos aspectos protectores contra los efectos indeseables del estrés en las respuestas de nuestro cuerpo. Esto lo haremos a través del análisis del siguiente experimento: se colocaron dos grupos de ratas en jaulas separadas, y como evento estresante se aplicó electricidad en la cola de los animales.
La diferencia entre los dos grupos radicaba en que los animales de la jaula azul disponían de una palanquita, de manera que, cuando ellos sentían la electricidad, gemían y lloraban, pero si tocaban la palanquita se cortaba la electricidad y, por lo tanto, cesaba el agente estresor.
Cuando se les midió la respuesta inmune, ésta había aumentado; en cambio, los animales en la jaula marrón, que llamaremos grupo desamparado, no disponían de la palanquita y, por lo tanto, tenían que soportar la electricidad en sus colas sin poder hacer nada para evitarlo. Cuando a este grupo de ratas se les midió la respuesta inmune, ésta se encontraba suprimida.
La diferencia entre los dos grupos de animales estaba en la palanquita. Llevando este ejemplo a la vida diaria, la palanquita representa "el control" que tenemos, o que creemos tener, sobre una situación en particular. Puede ser real o imaginario y tiene que ver con lo que los psicólogos llaman el locus de control. Si uno siente que tiene el control de una situación, no importa cuán estresante sea el evento que está atravesando, la respuesta inmune lo acompaña activándose. Por el contrario, si uno está en estado de desamparo, se produce una supresión de la respuesta inmune.
El experimento se repitió colocando a los animales de la jaula azul en la misma jaula que ya conocían, pero la palanquita en esta ocasión, aunque estaba presente, no desactivaba la electricidad al tocarla. Los resultados siguieron siendo los mismos que en el caso anterior, es decir, hubo una activación de la respuesta inmune. Los animales habían aprendido que, cuando tocaban la palanquita, el evento estresante cesaba, y aunque en esta ocasión no fue así, su locus de control continuó funcionando. Basta con que se sienta que se tiene el control de la situación estresante para que eso se convierta en realidad.
Otra forma de tomar el control de nuestro sistema inmune es a través de la imaginación guiada, porque hemos observado que los pacientes con cáncer que sufren el estrés de la enfermedad y los tratamientos, además de otros que pudieran relacionarse con su origen, encuentran enormes beneficios al usar esta herramienta como complemento de su terapia convencional, ya que les sirve como la palanquita de control de la jaula azul.
Les enseñamos que su tratamiento va a resultar más beneficioso si se ayuda con los ejercicios de imaginación guiada, que pueden aumentar la actividad de su sistema inmune y disminuir los efectos secundarios adversos: malestar, vómitos, baja de los glóbulos blancos y hasta la caída del cabello.
SALUDOS...ADRY