COMO SE ECHA A PERDER A TU HIJO….Y COMO SE EVITA

A continuación compartiré una lista de aspectos para que usted evalúe cómo se siente con ellos…

Comenzando desde su infancia, dale al niño todo lo que desea. Así creerá que todo el mundo tiene la obligación de darle cosas sin que él haga el menor esfuerzo.

Cuando aprenda a decir groserías, ríete de él, así pensará que estas cosas son graciosas y querrá seguir haciendo otras más chistosas.

Nunca le proporciones educación espiritual alguna. Siempre deja que "decida por él mismo, sin importar las consecuencias."

No vayas a usar la palabra MALO. Puede hacer que tu hijo desarrolle un complejo de culpa.

Haz absolutamente todo para él, para que se acostumbre a echar toda la responsabilidad a otros.

Discute con tu pareja en presencia de tus hijos. De esta manera, ellos no se sorprenderán si su hogar se desbarata más adelante.

Regala a tu hijo todo el dinero que quiera. (Nunca dejes que gane el suyo con su propio esfuerzo). ¿Por qué debe pasar las mismas dificultades que su padre?

Satisface cada antojo y capricho que él tenga, para su comodidad y placer.

Complace cada deseo sensual, si no puede sentirse frustrado.

A pesar de las evidencias, defiende SIEMPRE a tu hijo en contra de los vecinos, maestros y policías. Todos están predispuestos en contra de él.

Cuando tu hijo esté en problemas, discúlpate diciendo: "Nunca pude hacer nada con él".

Prepárate para una vida desdichada y de tristeza. Lo más probable es que eso es lo que tú y tu hijo van a tener.

Estas palabras no fueron preparadas por algún predicador, ni por organización religiosa alguna, sino por el Departamento de Policía de una ciudad del mundo.

Las palabras compartidas en el párrafo anterior juegan en reflexión. Educar y criar a nuestros hijos, en el mundo que vivimos, es una tarea que exige dedicación y de parámetros. Si algunos de los parámetros anteriores salpica tu estilo, no te sientas mal. Por el contrario, qué bueno que sacas una conclusión. Y ahora que lo sabes, puedes poner algo diferente en acción. Te invito a reflexionar con otros parámetros...

Busca siempre que tu hijo(a) se sienta importante. Ayúdalo a encontrar su razón, sus gustos, sus preferencias en la vida. Cuando lo consigues verás a ese muchacho en piloto automático.

Conversa con él(ella), buscando que te diga lo que lo reta. Ayúdalo y facilítale el camino para que él pueda ser del tamaño de su reto. Esto hará que se luzca ante ti, elevando su autoestima y tu relación con él.

Hazle ver el valor de las cosas. A veces nosotros como padres nos parecemos a nuestros hijos. Si a nosotros no nos importa que un bombillo se quede encendido toda la noche sin necesidad, ellos verán tu ejemplo como algo normal y hasta positivo. Si tú no reclamas cuando alguien ensucia, sino dices "salud" cuando alguien estornuda, sino cedes el puesto a alguien más necesitado, entonces ellos harán lo mismo. Demuestra cuánto valen estas insignificancias (así dicen muchos a estos ejemplos), qué significa decir "salud", qué representa decir un "buen día", qué simboliza el agradecimiento, como la valentía se demuestra con lo cortes.

Plantéale con frecuencia algún reto que sea difícil de alcanzar. A veces sólo por intentarlo le demuestras de lo que es realmente capaz él(ella) de lograr. También pasa, que intentando algo complicado aprende muchas lecciones que le serán muy difícil olvidar.

Deja que tenga sus espacios de responsabilidad. En la casa, en sus tareas, con sus amigos, con la bicicleta, con la computadora, con la limpieza, con el jardín, con la pintura. Si está bien, está bien. Si está mejor, lo felicitarás. Si está peor, allí estarás tú para reflexionar y mejorar.

Demuéstrale que siempre se puede dar más de lo que se espera. Hazle ver que cuando culmina una tarea, por ejemplo, la misma se pudo hacer mejor o diferente. Nunca como imposición, o por un simple decir. Hazlo ver con tus ejemplos, parámetros y coordenadas. Esta es una actitud que condiciona al individuo en mejorar. Finalmente, demuéstrale que aunque esté en la pista correcta, lo atropellarán si se queda sentado en ella. Enséñale a ver lo que pocos ven, lo que nadie se atreve a ver.