Aumento de la esperanza de vida
El aumento de la esperanza de vida en el siglo XX en los países desarrollados ha llevado a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a vaticinar en su último informe (1998) que durante los próximos 25 años la población de 65 ó más años crecerá globalmente un 2.6 % anual, hasta alcanzar los 800 millones de ancianos frente a casi la mitad de ellos que se estima viven en la actualidad. Este incremento de la población anciana se puede considerar una de los signos más evidentes de la evolución y el progreso que hemos vivido a lo largo del siglo pasado en todos los ámbitos, no únicamente en el médico o sanitario, sino también y de manera especial en los aspectos sociales y económicos.
Para el año 2010 se espera que en nuestro país haya más de 6 millones de ancianos, de los que aproximadamente un tercio podrán superar los 80 años. A éstos se les denomina grandes ancianos. Se estima que la esperanza de vida para España en el año 2025 será de 81 años, ocho más que la actual.
Podemos afirmar pues que en el siglo XXI la vida será más larga y más saludable para mucha más gente.
¿Qué entendemos por prevención y promoción de la salud?
La prevención y la promoción de la salud en los ancianos tiene la finalidad última de reducir las enfermedades, sus secuelas y las muertes prematuras, así como de preservar la función y la calidad de vida.
Entendemos por prevención primaria el conjunto de actividades o actuaciones dirigidas a impedir la aparición o disminuir la probabilidad de padecer una enfermedad determinada. Dentro de las actividades de prevención primaria se incluyen generalmente las de promoción de la salud, dirigidas a personas. Estas actividades de promoción de salud han demostrado en la mayoría de casos su capacidad para mejorar la calidad de vida de las personas o disminuir la aparición de enfermedades y muerte.
Programas de prevención de la salud en los ancianos
Centrándonos en los ancianos, si lo que verdaderamente pretendemos es prevenir la aparición de la enfermedad y la discapacidad, los esfuerzos preventivos deben comenzar precozmente en la vida. En las primeras etapas de la vida es cuando se inician muchas de las enfermedades que luego se harán crónicas y degenerativas, como la arteriosclerosis, el cáncer y otras, de forma que si mantenemos unos hábitos de vida saludables durante toda nuestra vida garantizamos una vejez sana.
Diferentes tipos de intervenciones preventivas en los ancianos pueden ser eficaces para reducir o retrasar la enfermedad y la discapacidad. Los programas de promoción de la salud para la población anciana tienen la capacidad potencial de mejorar la salud de este colectivo. La intervención psicosocial con los ancianos y cuidadores a través de actividades de educación para la salud grupales, la formación de grupos de ayuda mutua o la realización de actividades de voluntariado pueden tener grandes beneficios en la mejora de la calidad de vida de los mayores.
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