Silencio y calor. Así se resumen las impresiones de las mayoría de quienes visitan el Valle de La Muerte en California. Pero, en realidad, este paisaje desértico esconde un shock mucho más fuerte: piedras de hasta 52 kilos que se mueven en línea recta a través de la superficie ultraplana del valle.
En Estados Unidos se las conoce como “sailing stones” (piedras navegantes). Tras años de especulaciones sobre los OVNIS, los científicos actuales lo achacan a un conjunto específico de condiciones climáticas.
Misterio sin resolver
El fotógrafo Mike Byrne, de 40 años, se dedica a documentar los movimientos de las piedras móviles. Así lo explicaba en una entrevista con el Daily Telegraph: “Algunas de estas piedras pesan como una persona, resulta extraño comprobar que se deslizan a través del desierto de esta manera.
No creo que nadie ha resuelto todavía la cuestión al cien por cien”. La mayoría de las piedras se encuentran en lecho de un lago antiguo conocido como Racetrack Playa, donde el suelo es muy plano.
Parecidos con Saturno
El Valle de la Muerte es el punto más bajo de los Estados Unidos, situado a 101 metros por debajo del nivel del mar. El terreno es casi completamente plano y el Valle tiene el récord de la segunda temperatura más alta registrada en la tierra, concretamente 58 grados.
El científico de la NASA Scout Brian Jackson opina que “lo que pasa en Valle de la Muerte es sutil y complicado”. Este investigador ha firmado un estudio que compara el sitio a un lago seco en Titán, satélite de Saturno.
La primera hipótesis fue que las piedras del Valle de la Muerte tenían propiedades que les permitían moverse. Luego se descartó, ya que se trata de rocas dolomíticas bastante corrientes. “Las piedras en sí no son inusuales, es el lugar donde están lo que las hace comportarse de manera especial”, concluye.
¿Cómo puede pasar esto?
En la década de los noventa un estudio realizado por un equipo de científicos dirigido por el profesor John Reid (Hapshire College, Massachussets) trató de explicar el movimiento de las rocas. Su conclusión es que todo es fruto de tres factores: vientos de 145 kilómetros por hora, formación de hielo por la noche y capas de arcilla húmeda .
Cuando hay frío, las piedras quedan incrustadas en el hielo y la arcilla. Al subir la temperatura, la arcilla se derrite y las piedras quedan libres, siendo empujadas por el viento, pero aún sujetas al hielo de la capa inferior (por eso se deslizan en senderos rectilíneos) . Los climatólogos creen que el fenómeno podría desaparecer en pocos años, a causa del calentamiento global de la Tierra.
Fuente: informedigital.com.ar