¿Qué es la diabetes?
La diabetes es una enfermedad debida a una falta parcial o total del efecto de una hormona llamada insulina y que se caracteriza por la elevación de la glucosa (azúcar) en sangre.
En España se calcula que puede haber un millón de diabéticos, de los cuales la mitad padecen la enfermedad sin ser conscientes de ella: la llamada diabetes oculta. El alarmante aumento del número de casos en todo el mundo ha hecho a la diabetes merecedora del dudoso honor de ser considerada una de las 'enfermedades del siglo XXI'.
También hay que reseñar que asimismo ha merecido que la investigación sobre diabetes sea prioritaria para la comunidad científica y que cabe pensar que los avances obtenidos con las células madre y, en general, en temas genéticos contribuirán a encontrar solución, en un futuro, a esta enfermedad.
Hay varios tipos de diabetes, los dos más importantes son:
Diabetes de tipo 1 o diabetes insulina-dependiente. Este tipo suele presentarse en personas jóvenes.
Diabetes de tipo 2 o diabetes no insulina-dependiente. Este tipo suele afectar a personas de edad media o avanzada y obesas.
Otros tipos de diabetes son también:
Diabetes gestacional. Se manifiesta durante el embarazo y generalmente desaparece tras el parto. Diabetes secundaria. Se desencadena como complicación o síntoma de otra enfermedad, como puede ser la inflamación del páncreas, y también por el uso de ciertos medicamentos como los corticoides o diuréticos.
¿Cuál es la causa de la diabetes?
Diabetes tipo 1
Se manifiesta cuando el organismo no dispone de insulina, una hormona producida en el páncreas que controla el nivel de glucosa en la sangre.
Diabetes tipo 2
Se debe bien a que la producción de insulina no es suficiente para las necesidades, o bien a que la efectividad de ésta se reduce. Se cree que la causa de la diabetes tipo 2 está relacionada con factores asociados al estilo de vida de países desarrollados, ya que es más común entre personas con sobrepeso o entre aquellas que no practican ejercicio físico.
Síntomas comunes de la diabetes
Cuando se eleva el nivel de glucosa de la sangre, aparecen uno o varios síntomas, algunos de ellos debidos a que el azúcar de la sangre se elimina por la orina. Estos síntomas son los siguientes
Sensación de sed persistente
Aumento en el volumen de orina
Cansancio
Pérdida de peso, a pesar de que se coma más de lo habitual (especialmente en la diabetes tipo 1)
Aumento del apetito
Prurito (picores), especialmente en la zona genital
Infecciones repetidas en la piel y en la vagina; cistitis
Los pacientes con diabetes tipo 1 generalmente desarrollan estos síntomas en un plazo de días o semanas. Los pacientes con diabetes tipo 2 suelen ser asintomáticos (no presentan síntomas) y su diagnóstico se realiza al encontrar la glucosa elevada en análisis rutinarios.
Ambos tipos de diabetes tienen un componente hereditario, pero sólo el diez por ciento de los pacientes con diabetes tipo 1 tienen antecedentes familiares de diabetes. En cuanto al tipo 2, el porcentaje llega hasta el treinta por ciento.
Si presenta con frecuencia o habitualmente alguno de los síntomas mencionados es importante que lo comente con su médico para que le realicen los análisis oportunos.
¿Cómo se realiza el diagnóstico?
El diagnóstico se realiza determinando los niveles de glucosa en muestras de sangre mediante una o varias de las siguientes pruebas:
Determinación aislada de glucosa
Un nivel de glucosa superior a 200 mg/dl en dos ocasiones diferentes a cualquier hora del día establece el diagnóstico de diabetes.
Determinación de glucosa en ayunas
Un nivel de glucosa superior a 126 mg/dl obtenido en ayunas en dos días diferentes es también un diagnóstico de diabetes.
Prueba de tolerancia a la glucosa o curva de glucemia
Se determina la glucosa en sangre dos horas después de ingerir una bebida con glucosa. Un valor superior a 200 mg/dl establece el diagnóstico de diabetes, mientras que un valor inferior a 140 mg/dl es normal. Sin embargo, si el nivel se encuentra entre estos valores, es posible que se padezca una intolerancia a la glucosa, que es un paso previo a la diabetes.
Los pacientes con diabetes tipo 2 suelen presentar además:
Antecedentes familiares de diabetes
Obesidad
Aumento de la presión arterial (hipertensión)
Enfermedades de los vasos sanguíneos como infartos de miocardio, trombosis cerebral o falta de riego en miembros inferiores
Elevación de los triglicéridos (un tipo de grasa) en la sangre
¿Cómo se trata la diabetes?
La diabetes se trata fundamentalmente de dos maneras:
Mediante hábitos de alimentación y ejercicio adaptados a la situación del paciente
Con medicación oral o con inyecciones de insulina
En los pacientes de diabetes de tipo 1 o tipo 2, las inyecciones de insulina aumentan el nivel de la misma en sangre y bajan el nivel de azúcar.
Existen varios tipos de medicamentos orales para tratar la diabetes tipo 2. Algunos aumentan la cantidad de insulina producida por el páncreas, otros aumentan la acción de la insulina en el organismo y otros retrasan la absorción de la glucosa.
El tratamiento de la diabetes depende de las características de cada paciente. Este proceso comienza con una alimentación adecuada y un régimen de ejercicio regular. Si estas medidas no controlan el nivel de glucosa en sangre es necesario recurrir a la medicación oral en los diabéticos tipo 2, mientras que en los diabéticos tipo 1 es necesario administrar insulina.
Para controlar su enfermedad es imprescindible la ayuda y supervisión del médico de cabecera y del endocrinólogo. No dude en pedir ayuda y consejo.
Un aspecto importante del tratamiento es el autocontrol, por el mismo paciente o sus familiares, de los niveles de glucosa en sangre. Esto se puede realizar con un pequeño aparato muy fácil de usar, que le permite cuantificar (en el mismo domicilio) la glucosa en sangre y de esta forma efectuar los ajustes en la dieta, en el nivel de ejercicio o en la dosis de insulina.
Control de la diabetes y de las complicaciones posibles
La diabetes y sus complicaciones se deben controlar mediante revisiones rutinarias por el médico de cabecera, y revisiones regulares por el endocrinólogo del hospital. La finalidad del control es asegurar que el tratamiento es satisfactorio (revisiones rutinarias) y determinar si se han presentado complicaciones posteriores (revisiones anuales). Asimismo, el endocrinólogo es fundamental para el tratamiento cuando la diabetes no se controla satisfactoriamente con las medidas rutinarias. Las revisiones rutinarias cada 3-6 meses o cuando lo decida su médico deben incluir los siguientes aspectos:
Muestra de sangre para comprobar la cantidad de hemoglobina glicosilada HbA1c.
Revisión y evaluación del autocontrol de la glucemia por el propio paciente.
Discusión de las dudas sobre la dieta.
Evaluación de las cifras de control de la presión sanguínea desde la última visita.
Control del peso.
Cualquier otra prueba y exámenes que el médico juzgue necesarios para el control de la enfermedad.
Revisiones anuales
Muestra de sangre para comprobar la cantidad de hemoglobina glicosilada
Análisis de colesterol, triglicéridos
Análisis de sangre para determinar la cantidad de creatinina (para valorar el funcionamiento del riñón) y de sodio y potasio
Análisis de orina para determinar la presencia de albúmina en orina
Examen en el pie, que incluye una palpación de varios pulsos arteriales
ECG (Electrocardiograma)
Peso
Medida del diámetro de la cintura
Valoración de los hábitos de ejercicio físico
Tabaco
Evaluación del fondo de ojo por un oftalmólogo, para prevenir la retinopatía diabética.
Previsiones a largo plazo
Ambos tipos de diabetes conllevan riesgos de complicaciones: Complicaciones agudas:
Hipoglucemia o bajada excesiva del azúcar en la sangre. Generalmente esta provocado por el tratamiento con fármacos, insulina o hipogluceminates orales (medicación oral)
Acidosis diabética, un trastorno que requiere control médico inmediato para evitar riesgos vitales y que está ocasionado por falta la de insulina.
Complicaciones a largo plazo de la diabetes
Retinopatía, una enfermedad de la retina que puede ocasionar ceguera.
Neuropatía diabética que puede provocar alteraciones en la sensibilidad, dolores, úlceras e infecciones en los pies.
Nefropatía diabética (lesión renal por la diabetes) que puede degenerar en insuficiencia renal.
Arterioesclerosis particularmente en fumadores y en las personas que tienen una presión sanguínea alta.
Las complicaciones a largo plazo no suelen desarrollarse antes de 10-15 años en los pacientes de diabetes tipo I. Sin embargo, los pacientes con diabetes tipo II pueden presentar síntomas de estas complicaciones en momento del diagnóstico de la diabetes, ya que es posible que ésta última no se haya detectado durante mucho tiempo.
Diversos estudios demuestran que un buen control de la diabetes manteniendo el nivel de glucosa en sangre dentro de rangos de la normalidad pueden reducir considerablemente las complicaciones e incluso evitar que se produzcan.
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