LOS COMPLEJOS DE LOS HIJOS
A partir de los ocho o nueve años los niños son capaces de valorar las reacciones que tienen los demás hacia ellos y por tanto, de discernir si son buenas o malas.
Por eso es muy importante que a los niños se les enseñe a ser capaces de pensar por sí mismos y a poder decidir sobre algunas de las cosas que les afectan directamente, de esta forma crecerán seguros de sí mismos y serán capaces de superar todos los rechazos que vengan del exterior.
Los principales complejos que sufren los niños son:
Complejos físicos
Los niños se comparan físicamente unos a otros, en altura, en el peso, porque quieren ser como los mejores, aquellos que se anuncian en televisión o como sus deportistas o actores favoritos. Ahí empieza el calvario para un niño cuyo peso, por ejemplo, sea un poco superior a la media de los de su edad.
Miedo al fracaso escolar
Los padres tienen tendencia a comparar las notas que traen los niños a casa con su futuro profesional y eso puede acarrearle al niño un sentido de culpabilidad y además un estado de ansiedad por pensar que no es capaz de sacar buenas notas y que su vida profesional será un fracaso.
Introversión
Hay personas que tienen miedo a relacionarse con la gente porque les da miedo lo que piensen de ellas y que los demás les rechacen, se anticipan a lo que los demás puedan decidir sobre ellos y esto les lleva a inhibirse completamente.
¿Cómo saber si un niño sufre un complejo?
Podemos darnos cuenta de que un niño sufre algún tipo de complejo cuando es fácil observar que a menudo hace comentarios de alabanza hacia otras personas y exageran los errores de ellos mismos. O son capaces de perdonar los errores que cometen los demás pero no se perdonan a sí mismos el mínimo fallo. En definitiva, se subestiman a sí mismos mientras que pueden reconocer grandes virtudes en los demás que a lo mejor son inexistentes.
¿Por qué sufren complejos nuestros hijos?
A veces los educadores, los padres en este caso, son demasiado duros cuando regañan a sus hijos y hacen comparaciones nada recomendables, como por ejemplo decirles que parecen tontos si algo no les sale bien. Otro de los errores frecuentes es comparar las aptitudes que nos gustan de un niño con las negativas de nuestro hijo e incluso es normal hacerlo entre hermanos. Cuando un niño intenta llegar por si mismo a conseguir algo importante para él y no lo hace con los medios adecuados, es posible que fracase y eso resulta una decepción para él de sí mismo.
¿Cuál es la mejor forma de actuar?
Si seguimos unas pautas razonables en su educación, conseguiremos que el niño gane de nuevo su autoestima, por ejemplo no haciendo comparaciones innecesarias, alabando todo aquello que haga bien y sobre todo, dejando que él decida muchas cosas sobre sí mismo, eso hará que él se sienta mejor. Si aún así el problema persiste, lo mejor es visitar un profesional, como son los psicólogos que pueden ayudar muy positivamente a resolver el problema.
SALUDOS...ADRY