Por lo general, cuando una persona sufre de lumbago, no solicita atención médica y recurre a fármacos analgésicos y antiinflamatorios o a medidas físicas, como la aplicación de masajes o calor, para aliviar los síntomas. Afortunadamente, en la mayoría de las ocasiones, este dolor de espalda es un proceso auto limitado.
Tratamiento farmacológico
Para el tratamiento de la lumbalgia suelen indicarse fármacos analgésicos, antiinflamatorios no esteroideos y relajantes musculares. En casos excepcionales, puede recurrirse a otro tipo de medicaciones como las antiinflamatorios esteroideos o los antidepresivos tricíclicos.
Analgésicos Su uso está recomendado en las fases de mayor dolor, en las crisis agudas o en las exacerbaciones de los casos crónicos. Por lo general, se recomienda que el tratamiento con analgésicos no dure más de dos semanas seguidas, con el fin de reducir el riesgo de efectos secundarios como el estreñimiento y la somnolencia. Dentro de este grupo de fármacos encontramos el ácido acetilsalicílico, el paracetamol y el acetaminofeno, entre otros.
Aniinflamatorios no esteroideos (AINE): El tratamiento con AINE tiene como objetivo disminuir la inflamación que complica la mayoría de las lumbalgias. Al igual que los fármacos analgésicos, su uso está recomendado en las fases de mayor dolor, en las crisis agudas o en las exacerbaciones de los casos crónicos; y con una duración inferior a catorce días seguidos. Un ejemplo de AINE es el diclofenaco.
Relajantes musculares: El objetivo del tratamiento con relajantes musculares es disminuir la contractura muscular asociada, por lo que su uso está también indicado en las fases de mayor dolor, en las crisis agudas o en las exacerbaciones de los casos crónicos. No es aconsejable prolongar este tratamiento más de dos semanas ya que los relajantes musculares crean fácilmente dependencia por parte del paciente. Los efectos secundarios más habituales de estos fármacos son la somnolencia y la disminución de los reflejos. Por consiguiente, no es recomendable que las personas con lumbalgia que siguen con su actividad laboral tomen relajantes musculares.
No farmacológico
Medidas higiénico-posturales: El reposo en cama no es un tratamiento eficaz para la lumbalgia, pues a corto plazo conlleva a pérdida de fuerza y dificulta la rehabilitación del paciente. No obstante, si existe ciática, la propia intensidad del dolor puede obligar al enfermo a quedarse en cama, aunque no más de cuatro días. Así, es conveniente que la persona con lumbalgia mantenga el grado de actividad que el dolor le permita, aumentando progresivamente a medida que mejore, pero sin sobrecargar la espalda.
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