Cómo entrenar tu mente experiencial
Para modificar tus pensamientos automáticos inadecuados y convertirte en un buen pensador constructivo, puedes hacer los siguiente:
Usar tu mente racional para entrenar tu mente experiencial.
Al final del día, revisa cuáles han sido las experiencias que te han hecho sentir mal. Anota qué has sentido, cuáles han sido tus pensamientos automáticos y hasta qué punto han sido constructivos (usa una escala del 1 al 7), tus procesos secundarios y tus comportamientos antes esos acontecimientos. Anota luego cuáles serían los pensamientos y comportamientos más constructivos. Cuando hayas hecho esto muchas veces, el proceso acabará siendo automático.
Influir la mente experiencial mediante la experiencia directa.Cuando hayas trabajado en tus pensamientos automáticos y sepas cómo influyen en ti y cómo volverlos más constructivos, tal y como explicamos en el punto 1, hazlo también en la práctica. Por ejemplo, es posible que tu pensamiento automático te empuje a evitar determinadas situaciones. Si piensas “no seré capaz de hacerlo” y nunca lo intentas, no tendrás la experiencia que te demuestre que sí puedes hacerlo.
¿Cómo puedes aprender de tu mente experiencial?
A) Aprende de tus propios sentimientos (emociones, “vibraciones” o corazonadas y estados de ánimo).
Cuando habla de aprender de los sentimientos, Epstein se refiere concretamente a las emociones (miedo, rabia, tristeza, alegría, etc), que suelen ser intensas y fáciles de identificar; las “vibraciones” (vaga sensación de inquietud, malestar, agitación, que no tienes del todo claro), y estados de ánimo (emociones que se prolongan durante cierto tiempo). Los dos últimos son más difíciles de identificar, de modo que es fácil atribuirlos a causas incorrectas. “Si no entiendes tus vibraciones y tus estados de ánimo, ellos te controlarán”.
Las emociones ya has aprendido a manejarlas en el apartado anterior; ahora puedes empezar a aprender de tus estados de ánimo y vibraciones:
Aprende de tus “vibraciones"
Supongamos que estás a punto de empezar un nuevo negocio, pero tienes cierta sensación de incomodidad que te echa para atrás. Si analizas de dónde procede esa sensación y a qué se debe, obtendrás una información valiosa. Por ejemplo, puedes descubrir que uno de tus socios, que además es un buen a migo, no es la persona idónea para ese trabajo porque no tiene los conocimientos apropiados. En este caso, tendrás que buscar alguna solución para este problema. O, por el contrario, puedes descubrir que tienes miedo de no hacerlo bien, en cuyo caso tendrás que hacer frente a ese pensamiento transformándolo en otro más constructivo y seguir adelante.
Para aprender de tus vibraciones a través de la imaginación, sigue estos tres pasos:
Imagina la situación mientras atiendes a las vibraciones que aparecen.
Determina si tus vibraciones están relacionadas con experiencias pasadas y cómo se relacionan, recordando acontecimientos pasados que producen vibraciones similares a la que estás sintiendo.
Evalúa la validez de tus vibraciones y decide si deberías hacerles caso, ignorarlas o buscar un compromiso entre ambas mentes.
Aprende de tus estados de ánimo: focalización
“Mientras que las emociones indican cómo interpretas automáticamente acontecimientos específicos, tus estado de ánimo, indican cómo interpretas automáticamente tu vida en general”.
La focalización consiste en convertirse en un observador pasivo de los propios sentimientos, dejando que los pensamientos surjan espontáneamente. Siéntate en un lugar tranquilo, relájate y céntrate en el sentimiento cuyo origen quieres descubrir (por ejemplo, depresión).
Pueden aparecer todo tipo de pensamientos que no tienen nada que ver, hasta que llega un momento en que surge alguno que guarde relación con ese sentimiento del que partías (por ejemplo, que lo intensifique). De este modo tendrás una idea de su origen. Por ejemplo, puede que al centrarte en ese sentimiento de tristeza, surja un pensamiento como “estoy destrozando mi vida por no hacer tal o cual cosa” que intensifique tu malestar.