El arte de complicarse la vida (Complicaciones, susceptibilidad, simplicidad
Dándole vueltas a la cabeza, buscando tres pies al gato.
¡Cómo
nos inventamos problemas antes de comprobar si existen en
realidad! Todos tendemos y hacemos bastante por amargarnos la vida a
nosotros mismos. Pero en esa afición hay verdaderos artistas. ¡Cuántas
dificultades y desconfianzas inventamos!. Dificultades que solo existen
en nuestra imaginación. Y cuanto menos se tiene que hacer, más problemas
nos inventamos.
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Un hombre quiere colgar un cuadro.
El clavo ya lo
tiene, pero le falta el martillo. Su vecino tiene uno. Así, pues,
nuestro hombre decide pedir al vecino que le preste el martillo.
De pronto le
asalta una duda: "¿Y si no quiere prestármelo?. Ahora recuerdo que ayer
me saludó algo distraído. A lo mejor tenía prisa. Pero quizás la prisa
no era más que un pretexto, y tiene algo contra mí. ¿Qué puede ser?. Yo
no le he hecho nada; algo se le habrá metido en la cabeza. Si alguien me
pidiera prestada alguna herramienta, yo se la dejaría enseguida. ¿Por
qué no ha de hacerlo él también?. ¿Cómo puede uno negarse a hacer un
favor tan sencillo a un vecino?. Tipos como este le amargan a uno la
vida. Y luego se imagina que dependo de él. Solo porque tiene un
martillo. Esto ya es el colmo".
Así nuestro
hombre sale precipitado a la casa del vecino, toca el timbre, se abre la
puerta y, antes de que el vecino tenga tiempo de decir "buenos días",
le grita furioso:" ¡Quédese usted con el martillo, estúpido!". ...
(DE UNA AMIGA)