La serpiente y la luciérnaga
Cuenta la leyenda, que una vez, una serpiente empezó
a perseguir a una Luciérnaga; ésta huía rápido y con miedo
de la feroz depredadora, pero la serpiente no pensaba desistir.
Huyó un día y la serpiente no desistía, dos días y nada.
En el tercer día, ya sin fuerzas, la Luciérnaga paró y dijo a la serpiente:
- ¿Puedo hacerte tres preguntas? - No acostumbro dar éste precedente a nadie pero
como te voy a devorar, puedes preguntar. - ¿Pertenezco a tu cadena alimenticia? - No. - ¿Yo te hice algún mal? - No. - Entonces, ¿Por qué quieres acabar conmigo? - Porque no soporto verte brillar.
Es triste y doloroso descubrir que en ocasiones hay gente
que nos envidia, pero más triste y doloroso es descubrir
que quien nos envidia es alguien a quien amamos y del
cual no sospechábamos que tuviera lugar en
su corazón para un sentimiento tan feo.
Es triste y doloroso porque lo bueno que nos pasa
lo compartimos con esas personas, y es doloroso porque
no podemos entender que su corazón albergue un sentimiento
dañino no sólo para nosotros mismos sino también para
su propio corazón que no ha comprendido que el universo
es demasiado grande y generoso por lo cual todos habrán
de conocer algo bueno a la vuelta de cualquier esquina.
Pero piensa, el sol no ha dejado de salir todos los días,
su luz se esparce por campos y montañas a pesar de la oscuridad.
El sol brilla a pesar de la envidia y la maldad. Algo nos ayuda a vivir.
Sé como el sol que no pregunta quien le tiene envidia y sin
embargo brilla sin cesar. Si preguntas como la luciérnaga,
te expones a recibir la decepción de saber que quien
te quiere aniquilar no lo hace sino porque no soporta verte felíz.
Muchas veces nos hemos visto envueltos en situaciones
donde nos preguntamos:
¿Por qué me pasa esto si yo no hice nada malo?
La respuesta es sencilla, porque no soportan verte brillar.
La envidia, es el peor sentimiento que podemos tener.
Envidiar a otras personas, sus logros, es
en definitiva, no soportar ver a otros brillar.
Cuando esto nos pase, no dejemos de brillar, no dejemos
de seguir siendo nosotros, de seguir haciendo lo mejor que
sepamos hacer. De todas maneras, aunque nos hieran,
no podrán tocarnos, porque nuestra luz seguirá intacta,
nuestra esencia permanecerá, pase lo que pase!!
Miguel Angel Arcel
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