Aunque tenga heridas por cicatrizar,
aunque sienta que no puedo caminar,
aunque no halle meta a la que llegar,
aunque busque los colores en el lugar.
Aunque llueva mucho y tormenta pasar,
aunque llore por tristeza y no por amar,
aunque dueña no sea de mi propio andar,
aunque sueñe cosas que no pueda alcanzar.
Aunque alegría no tenga y no cese de luchar,
aunque las cosas grandes no me hagan gritar,
aunque sea lo más ínfimo lo que me hace reaccionar,
aunque no me queden palabras, peso sí pensar.
Aunque el corazón no cese su palpitar,
aunque la vida pase sus páginas sin cesar,
aunque no aproveche el tiempo por no actuar,
aunque el instante se escape a mi suspirar.
Aunque las fuerzas me fallen y yo quiera amar,
aunque la falsedad domine y sea siempre su mirar,
aunque la realidad existe y es posible su cambiar,
aunque los años pasan pero la edad hace madurar.
Aunque el tiempo, desfavorable, pueda transoformar,
aunque el silencio me acompañe, a saber su durar,
aunque la soledad sea dueña, soy yo quien he de perdurar;
aunque la queja sea continua, sólo en mí ha lugar.
No hay que dejar de pensar que vivir son dos días,
y que en la vida cosas bellas sí que hay,
y que cuanto más me empeñe en hallar su maravilla,
más tarde me pondré a saborear el néctar de su verdad.
No hay que dejar ni un sólo instante ni un suspirar,
pues en el suspirar precisamente soy yo misma,
mas cuanto más me cueste lanzarme al agua de la vida,
más me perderé aquello que tanto quisiera atrapar.
No hay que dejar ni un sueño dejar de anhelar,
mas no importa estar despierta o simplemente dormitar,
lo importante es ir hacia el lugar donde se halla,
junto a la verdad, el cariño y el amor que no se vaya.
Autora: Rosa Mª