Digo que no a la falsedad y la fantasía,
a los rumores y a todo tipo de mentira,
al silencio, a la soledad y a la desidia,
a la desesperanza, a cualquier envidia,
al temor, la pérdida y a la melancolía.
Digo que no a la venganza y fuerte ira,
al instinto que puede provocar desdicha,
a la debilidad, a la regresión, a la huida,
al son amargo, a la tristeza, la rutina,
a la desventura, la pasividad, la prisa.
Digo que no a la añoranza, al triste día,
a la enemistad, la impaciencia, la carestía,
al empeoramiento, la incongruencia vivida,
al egoísmo, la intranquilidad, la agonía,
al surrealismo, la subjetividad percibida.
Digo que no a lo que me aleja del bien,
a todo aquello que me impide crecer,
a la distancia que guarda mi propio ser,
al tiempo vivido que ya no he de poseer,
digo que no ... a la negación del querer.
Autora: Rosa Mª Villalta Ballester