Hay momentos en los que una persona se detiene a pensar y a preguntarse por infinidad de interrogantes, pues la vida da mucho juego para ello.
¿Cómo se ve la vida? Es como a través de un embudo, en que si se deja caer algo pasa primeramente por un lugar amplio, vistoso, sin sombras, con claridad: esos momentos en el que todo parece felicidad. Sin embargo, ¿existe la felicidad?. Si continuamos el camino del embudo, que es un pasar, hasta llegar a un final, posiblemente un abismo sin saber cuál es su destino, se pasa un nudo gordo en la garganta, cuando por el lado estrecho de la vida se atraviesa.
Sí, se pasa, cada parte del contenido pasa por esa parte estrecha; de igual manera, cada persona tiene esa parte de dificultad de no saber caer o no saber a dónde llegar.
Muchas personas creen que el dinero da la felicidad, otras el matrimonio, pareja, amistad, .... ¡tanta y tantas opiniones como personas en este mundo hay!. Todas aparecen en esa parte amplia del embudo en el que se cree saber lo que se quiere, en el que aparentemente todo es fácil y sencillo; pero la realidad es que hay una parte estrecha que probar, que pasar. Es en esa parte estrecha donde cada una de las personas ha de ser ella misma y pensar en ese su pasar por esta vida que ha de continuar.
¿Cuál es el final? ¿Acaso el final es el que primeramente se veía como solución?
Ante el filtro de la vida, el egoísmo, el altruismo, la desgana, el optimismo, la dejadez o la lucha, pasan en el surgir de un nuevo despertar, porque el contenido, la vida, pasa, sí, ha de pasar por ese filtro estrecho en el que todo no es bonito ni agradable.
La vida tiene sus dificultades que hay que superar, porque lo cierto es que, tras ese cuello del embudo, un nuevo resurgir hay. Depende de cómo veamos y vivamos ese momento estrecho, esa dificultad, ese nuevo día, el caer de una u otra forma agradable o fatal.
Depende de cada uno de nosotros, nuestro pasar en nuestros días. Habrá días dichosos, luminosos, ..., sencillos; pero habrá otros llenos de nubarrones grises, de tempestad, a los cuales habrá que dar cobijo al corazón y al alma sin igual.
La vida, al igual que un embudo, tiene su parte buena y mala. Por ambas se pasa, pues el final ... es que el contenido, nuestras elecciones, de algún modo u otro atraviesan el filtro que nos lleva a la realidad quizás o no soñada.
Autora: Rosa Mª Villalta Ballester.