Conjugar el verbo amar,
yacer en el lecho y sentir felicidad;
vivir apasionadamente es un gozar;
mas dos corazones viven sin cesar.
Practicar el verbo amar,
tener confianza y esperanza total;
pasar el tiempo y sentir necesidad;
mas el cariño permanece y no se va.
Expresar el verbo amar,
con las palabras que llenen el alma,
con suspiros que den bienestar,
mirando al frente y dejando el atrás.
Mas dos cuerpos que se juntan,
en el tiempo y en la amistad,
mas dos almas que confían ciegos,
y el amor cura heridas y tempestad,
¿dónde hallan sino estrechos y cuerdos,
ese momento intenso el placer y libertad?
Mas dos cuerpos desnudos frente a frente,
que ilusionadamente se tocan sin parar,
mas dos manos que buscan plenamente
al otro sin escondite ni censura ni maldad,
¿qué no hallar sino la pasión y el éxtasis
cuando a oscuras todo es locura y catarsis?
No importa que el amanecer sea presente,
si ambos yacen en comunión y plenamente;
no importa que se oiga suspiros, jadeos,
pues es la expresión del amor viviente.
No, que no se pierda la locura de la noche;
que no se pierda el placer del amor naciente,
pues en cada postura, en cada toque,
existe la debilidad del hombre de siempre.
No, que no decaiga conjugar el verbo amar,
en todos sus sentidos, en toda su capacidad,
pues el placer hallado en dos cuerpos necesitados
es la razón de vida de muchos otros hallados.
Autora: Rosa Mª Villalta Ballester