Que nadie pierda la esperanza injustamente,
ni la confianza pues en el mundo es infinito,
porque hay personas que con su maldad,
pretenden jugar con algo como es la amistad,
con los sentimientos de las personas débiles,
que acuden a ellos para tratar de sanar.
Que nadie me hable de psicólogos ni terapias,
que nadie me ofrezca su ayuda esperando algo;
que alguien acuda a mí si necesita algo,
pues para mí la persona es alguien desesperado,
pues la sinceridad me acompañará hasta mi adiós,
quizás erróneamente pues me doy como soy.
Que nadie pierda su tiempo por pena o desilusión,
pues los errores que cometa son siempre sin intención,
ya que soy un ser humano que camina con mucho temor;
mas débil, asustada, triste y muy desesperada,
confiaba en palabras significativas y de esperanza.
Que quienes dicen palabras bellas para atraer únicamente,
que quienes malignamente dejan a la gente con el alma hiriente,
aprendan que algún día puede cambiar su suerte,
que no todo en esta vida ocurre de forma permanente,
y que el dolor que ahora la persona siente por tener creerles,
no tiene precio ni premio que a ellos les sirva fervientemente.
Que quienes se llenan la boca de querer ayudar
dejan a un lado la parte económica y hagan algo de verdad,
pues la mejor ayuda y refuerzo que se puede demostrar,
es que el tiempo haga de sus palabras verdad.
Mas ya sé que el dinero es importante y necesario,
que su trabajo cumplen y les puede gustar,
pero que sepan que ante ellos hay una persona necesitada,
una persona que deja su confianza y debilidad.
¡Que no se juegue con ello por favor!
¿Acaso es más importante lo que se cobra al hablar?
Lo siento por aquellos que altruistamente ayudan,
aquellos que sienten vocación de ayuda de verdad,
aquellas amistades que sólo el bien desean,
y que no necesitan lucro ni tampoco provisionalidad.
Que nadie pierda la confianza del amor y la verdad,
que existen personas desinteresadas
que, inmensamente grande su alma,
son las que hacen que te hagas levantar.
Que alguien tire la primera piedra,
si no ha cometido errores y lágrimas derramar,
que cada uno de nosotros reflexione,
para qué sirve daño irreparable realizar,
y si todos somos humanos y erramos,
¿no es hora de ayudarnos unos a otros sin parar?
Que alguien se atreva a indicarme,
que buenos psicólogos y terapeutas hay,
mas es la vida quien te enseña duramente,
quien, sin palabras, te ofrece su solidaridad.
Que nadie ose a mostrarme,
que existen profesionales de la mente,
pues la mente no sana si verdad no advierte,
mas palabras hermosas llenan el corazón,
pero rompen la calma y sobre todo la ilusión.
Que nadie quiera detallarme,
que hay fe y esperanza al levantarse,
pues la perdí precisamente por acercarme,
y ahora confío más en la vida que va indicándome.
Que nadie me hable de amor,
que nadie me quiera convencer del cariño sano,
que nadie intente levantar la barrera,
que ahora pongo yo para protegerme del daño.
Que nadie alardee de ayudar,
cuando por medio interés alguno hay;
que cualquiera puede cometer el error,
de poner su confianza creyendo en su vocación.
Autora: Rosa Mª Villalta Ballester