¡Ay amor, no me digas me deseas,
cuando únicamente soy objeto de locura
cuando tu mano no enlaza la mía,
cuando tus besos son sólo avaricia!
No, amor, yo sí te deseo de corazón;
amor, deseo, silencio, éxtasis,
yacer juntos para placer y conjunción,
dos cuerpos pegados para sentir calor,
dos labios que se juntan en comunión.
¡Ay amor, ya hace mucho que espero,
no importa el tiempo, no, sino el deseo!
Mas no quiero caer en el inmenso error,
de ser puro objeto y hacerme ilusión,
que tras el placer, tras el orgasmo,
desaparece todo como si fuera daño.
No amor, amar es mirar en el adentro,
es sentir que tu cuerpo y el mío fusionados,
es dar la confianza y la lealtad amadas
sin trucos, sin mentiras, sólo roces y verdades
Sí amor, te deseo, no importa en qué momento;
te deseo en el silencio de mis lágrimas,
cuando tú ya, saciado, sientes acabado el acto,
cuando tus manos y las mías se han despegado,
cuando al despertar, tú me miras y yo te amo.
¡Ay amor, te deseo sí, no sabes cuánto1
Amar y ser amada, sentir y ser sentida;
no importa la tardanza sino la calidad hallada.
Amor es aquel que se halla sin ser buscado,
se cruza en el camino sin necesidad de llamarlo;
se une a tu cuerpo y a tu silencio, comprendiendo;
mas también dos cuerpos que yacen susurrando.
Amor, déjame que pruebe el elixir del amado,
que me sienta libre para amar y ser amada,
que me desnude ante ti sin tapujos ni distancias,
que me lleve a mi corazón a quien de verdad me ama.
No importa amor tu silencio, quizás no esté preparada;
dicen que el amor es bello y tan solo anhelo su encanto.
¡Ay amor, cuánta gente no te utiliza con tacto,
cuánto desespero para acabar sólo utilizando,
sí utilizando dos cuerpos que se desean sí,
pero que no existen en ellos el amor sano!
Amor, ábreme tus puertas; yo llamaré sollozando,
no importa que no me respondas pues tal vez, amor,
no merezca de tus susurros, arrumacos y tacto.
Tal vez libremente en mi imaginación te halle,
pero en mi mente y mi alma estás a lo grande.
Amor, ¡no te olvides de mí, que te llevo en el corazón!
Autora: Rosa Mª Villalta Ballester