¿A qué lugar acudir cuando meta no hay?
¿A quién hablar si la confianza faltar?
¿Qué fin tiene la vida sin deseo alcanzar?
¿En qué creer cuando la esperanza fallar?
Nada hay más dañino que deseo no hallar,
que pasar los días sin ningún fin desear,
que apartar del corazón algo esencial:
el amor y el amar para sentir y realizar.
No hay cariño si no se tiene voluntad,
ni verdad alguna que tiempo demostrar,
ni sosiego sin conciencia algo aportar:
el sentir y el fundamentar cuanto hay.
Sin prisa alguna la voluntad su paso da,
el silencio del alma su esencia superar,
los errores cometidos su huella dejar:
la perfección jamás se podrá alcanzar.
Cuando la sensibilidad no halla su lugar,
el corazón únicamente late sin esperar,
el instante se deja sin paso y sin más:
el desespero y la angustia sin cesar.
Mientras día y noche vuelvan a nacer,
lealtad y respeto sucedan a la vez,
cariño y ternura sucedan en un querer:
la seguridad y la victoria todo un suceder.
Si del corazón todo odio se desprende,
del pensamiento toda realidad procede,
de la soledad cualquier lección se aprende:
la compañía y la amistad su presencia tiene.
Tras un fracaso, el dolor inevitable entrar,
la fuerza perder y el debilitar ningún soñar;
pero también el coraje de volver a levantar:
la vida perder y ganar para su sentido dar.
Autora: Rosa Mª Villalta Ballester