Dice un experto en neurolingúistica, que uno fracasa en las relaciones, negociaciones o proyectos, NO por las deficiencias, debilidades u oportunidades de mejora, sino por lo contrario, por las fortalezas, los talentos, o destrezas de cada uno.
Cuando al hombre le entra el orgullo de creer o comprobar que ha adquirido mayores destrezas o experiencia que antes, o quizá que otro, es donde NACE la soberbia u orgullo, y por consiguiente, la "caída" posterior. Solo es cuestión de tiempo.
Si un hombre no ha tenido errores, no puede ser mejor que antes, o perfeccionar su destreza, solo ese puede creer que si se puede.
Pareciera algo tan simple, pero entre motivar a las personas y darles su reconocimiento, hay una línea muy delgada para que la persona que lo recibe, si no tiene la madurez suficiente, caerá en la trampa de su propio orgullo. Es por eso que la Escritura pide que ante todo, se alabe a Dios y se le de la autoridad al Hijo, para que sea nuestro maestro o director, para que no caigamos en un corazón lleno de orgullo (soberbia).
Por eso concluyo:
El problema no es de lo que carecemos, sino de lo grande que nos llegaramos a creer sobre otros.
Saludos.