MOISÉS Y OTROS HOMBRES, ESCRIBIERON ACERCA DE IEUE DIOS “EL CRISTO”
Relata Juan 5.45-47, que cuando Jesucristo hallábase anunciando las Buenas Nuevas a su pueblo, le dijo que no os acusaría delante del Padre, sino Moisés en quien tenían las esperanzas. Porque si creían a Moisés, le creerían a él, ya que de él Moisés escribió (Gn. 3.15; 22.18; 26.4; 28.14; Ex. 3.14); y que si no creían a sus escritos ¿Cómo creerían en sus palabras?
Pedro por su parte aún de su segunda carta, cap. 1, versículos 20 y 21, donde referente a las Sagradas Escrituras, usa la expresión: “santos hombres de Dios que la hablaron inspirados por el Espíritu Santo”, también en su primera epístola aduce algo similar, por cuanto a resumida cuenta expresó:
“Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, escudriñando, qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo y la gloria que vendría tras ellos. A estos se le reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en la cuales anhelan mirar los ángeles (1ª de P. 1.10-12).”
Es tanto todo lo antes expuesto así, que ya para concluir he aquí la transcripción de importantes ejemplos:
1) Pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú la herirás en el talón (Gn. 3.15).
2) En tu simiente serán benditos todos los gentiles de la tierra, por cuanto escuchaste a mi voz (Gn. 22.18).
3) Y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y daré a tu descendencia todas estas tierras; y en tu simiente serán bendecidas todas las naciones de la tierra (Gn. 26.4).
4) También tu descendencia será como el polvo de la tierra, y te extenderás hacia el occidente y hacia el oriente, hacia el norte y hacia el sur; y en ti y en tu simiente serán bendecidas todas las familias de la tierra (Gn, 28.14).
5) En la aparición hecha por Dios a Moisés, en el Monte Horeb, desde el zarzal que ardía en fuego y no se consumía, no sólo le reveló su Santo Nombre, sino que también un misterio, que de la correcta traducción de Ex. 3.14, se aviene “SERÉ, EL QUE SERÉ”, y así dirás a los hijos de Israel: Ío seré, El que a Ustedes me ha Enviado.
Lo cual se cumplió como el Cristo de la Gloria:
I - Ío soy
E- El
S- Salvador que a
U- Ustedes me ha
E- Enviado
6) Fortaleced las manos cansadas, afirmad las rodillas endebles. Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá y os salvará. Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán. Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo (Is. 35:3-6; y Mt. 11.5).
7) Tomé luego mi cayado gracia, y lo quebré para romper mi pacto que concerté con todos los pueblos. Y fue desecho en ese día, y así conocieron los pobres del rebaño que miraban a mí, que era palabra de Dios, que era palabra de IEÚE. Y les dije: Si os parece bien, dadme mi salario; y si no dejadlo. Y pesaron por mi salario treinta piezas de plata. Y me dijo IEUE: Échalo al tesoro; ¡Hermoso precio con que me han apreciado! Y tomé las 30 piezas de plata, y las eché en la casa de IEUE al tesoro (Zc. 11.10-13; Mt. 26.14-15; y 27.3-10).
8) Porque perros me han rodeado; me ha cercado cuadrilla de malignos; Horadaron mis manos y mis pies. Contar puedo todos mis huesos. Entre tanto, ellos me miran y me observan. Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes (Slm.22:16-18; y Mt. 27:25).