IMPORTANCIA DE AMAR A DIOS Y AL PRÓJIMO COMO A UNO MISMO:
En la antigüedad, específicamente luego de la salida de la descendencia de Jacob de Egipto, IEUE Dios de entre todos sus mandamientos dejó escrito por intermedio de Moisés, que deben amarlo con todo el corazón, y con toda el alma, y con todas sus fuerzas (Dt. 6.5).
Ese mismo precepto igual en cuanto a la norma de amar al prójimo como a uno mismo, y depender de estos dos principales mandamientos toda la ley y los profetas, es lo que respondió Jesucristo a uno de los fariseos, cuando este al estar confabulado con otros, le preguntó el gran mandamiento en la ley (Lv. 19.18; y Mt. 22.37-40).
El amar a IEUE Dios, al hermano o al prójimo como a uno mismo es importante, porque en vez de estar dominados por el odio, previene que seamos homicidas, y que amemos como el Señor nos ha amado. Esto implica el dar la vida por salvar a los demás en un momento dado de nuestra existencia humana, y que no seamos apartados a la izquierda, cuando siendo juzgados ante el Rey Jesucristo sentado en su Trono de Gloria, sea implacableen decir:
“Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me distéis de comer; tuve sed, y no me distéis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis (Mt. 25.41-46).”
Dios es amor, y por tanto dio a su Hijo Unigénito para que todo el que en el crea, no se pierda, más tenga la vida eterna; y quien no tenga en él amor, dice el Apóstol Pablo en 1 de Co. 13.1-13, que aunque hable lenguas humanas y angelicales viene a ser como metal que resuena, o símbolo resonante. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tiene amor, nada es. Y si repartiese todos sus bienes para dar de comer a los pobres, y si entregare su cuerpo para ser quemado, y no tiene amor, de nada le sirve. El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca dejará de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; más cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará. Cuando se es niño, se habla como niño, se piensa como niño, se juzga como niño; más cuando ya se es hombre, se deja lo que era de niño. Ahora vemos por espejo, oscuramente; más entonces veremos cara a cara. Ahora se conoce en parte; pero entonces se conocerá como se fue conocido. Y ahora permanece la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero mayor de ellos es el amor.