ESTADÍA DE LA FAMILIA MESIANICA EN EL DESIERTO Y EN MITZRAIM “EGIPTO”, Y SU REGRESO A ISRAEL:
EN EL DESIERTO, FUENTE BÍBLICA:
Nacido Jesucristo en Belén de Judad “Efrata pequeña”, conforme lo dicho por el profeta Miqueas, aconteció que de manera apresurada sus padres salieron de Israel, ya que Ioseph en sueños fue avisado por un ángel del Señor, para huir a Mitzraim “Egipto”, porque Herodes el grande buscaría al niño para matarlo (Mq. 5:2; y Mt. 2:13). Esto se relaciona con Apocalipsis 12:1-6, en cuanto a las pretensiones del dragón escarlata de siete (7) cabezas, que mediante un personaje del imperio romano, quiso matar al niño varón devenido de la mujer, tan pronto naciese; y por esto es que ella huyó al desierto para ser sustentada durante 1260 días, que son casi tres años y medio (Ap. 12:14). La huida de la familia mesiánica a Egipto fue preocupante, porque aún de ser perseguida de cerca por un grupo de soldados por orden de Herodes, tuvieron una travesía nada fácil por el desierto para luego llegar a Egipto, donde el niño pudo estar a salvo. El grupo de soldados es comparado en Apocalipsis 12.15-16: “agua como un río que la serpiente de su boca, arrojó tras la mujer, para que fuera arrastrada”, y que en la interpretación dada a la tierra en cuanto al abrir su boca en ayuda de la mujer para tragarse al río, es un indicativo de que como ya se estaba en el desierto, entonces los soldados encomendados por Herodes fueron consumidos en arena movediza.
HACIA EGIPTO Y EN EGIPTO, FUENTE EXTRABIBLICA:
(La Huida a Egipto, Por el Siervo de Dios Frank Duff, www.legiondemaria.org)
Si tomamos un mapa para seguirles, aparecería su itinerario a lo largo del Mediterráneo desde Gaza al El Arich que antes se llamaba Rinocolura, que etimológicamente quiere decir "los sin narices", que alude al castigo que sufrió aquella gente cuando les cortaron las narices. Marcaba la frontera entre el reino de Herodes y el Egipto romano. Por fin aquí estuvieron ya en seguro, pues se hallaban fuera de la jurisdicción de Herodes.
Luego avanzaron a Pelusio, cuyas ruinas están a 90 millas al oriente del actual Canal de Suez, y luego al sudoeste para entrar en el verde valle del Nilo; luego a través de Goshen donde vivieron en otro tiempo sus antepasados, y hacia Heliópolis.
Su secreto no deja de tener cierta relación con el Todopoderoso a quien el plan divino le ha colocado ante ella en cumplimiento de la profecía: "He aquí que el Señor viene de Egipto. Y estremézcanse los ídolos egipcios ante El, y el corazón de Egipto se derrite en su interior" (Isaías 19, 1).
La mayor parte de los escritores antiguos han recalcado la caída al suelo de todos los ídolos de un templo vecino al paso de la Sagrada Familia por los arcos macizos de piedra de Heliópolis. Había una tradición entre los letrados de Egipto que databa desde la permanencia del profeta Jeremías en esa región, y que decía que vendría un Rey de los judíos y que entonces los ídolos serían destruidos.
Pasaron por Heliópolis a un lugar llamado Matarié que está a seis millas al norte del Cairo.
Fue allí donde María y José hicieron una habitación humilde. Muchos son de la opinión de que pronto se trasladaron al Cairo. Había una gran colonia judía en Leontópolis, a unas doce millas de Heliópolis, y no hay duda que debió haber ayudado a la Sagrada Familia, pues los judíos exilados se tenían un admirable sentido de compañerismo.
Matarié era una hermosa aldea con sombra de sicómoros. Aún ahora el vestigio de un gran sicómoro es señalado como el árbol de María por los guías musulmanes, pues afirman que María frecuentemente se protegía bajo el árbol en los días de abundante follaje. En Matarié está la única fuente de agua dulce que tiene Egipto, llamada hasta ahora la fuente de María, por haber bañado en ella María a su Niño y lavado su ropa.
La distancia desde la casa hasta este destino fue de trescientas millas, como he podido medirla en un mapa a escala. Diferentes autores dicen que emplearon en cubrirla quince días, pero esto parece representar una caminata demasiado rápida para aquellas circunstancias. No podían haber hecho sino entre veinte y treinta millas por día. Lo más exacto es que hicieron veinte días de viaje.
¿Cómo se mantuvieron en Egipto? San José ejercía naturalmente su oficio y sería la colonia judía la que le proporcionaba obras; María se habrá ganado la vida tejiendo a mano, ya que en ello era muy experta. Pero no falta quien afirma que pasaron un tiempo de hambruna y que María solía ir a respigar en los campos. En este caso nadie duda que su pobreza hubiera sido grande.
Se dice que fue durante esta permanencia en Egipto cuando María tejió la túnica inconsútil para su Hijo, la que iba creciendo con El.
La residencia en Egipto fue para ellos un cambio de medio que debió haber sido una cosa lo más drástica. Fuera del calor de todo el ceremonial judío, estimulado por la espera inmediata del Mesías, se vieron duramente transportados a la fría atmósfera del paganismo y de la idolatría. Muchos de los ídolos se hallaban habitados de espíritus malignos que daban tremendas demostraciones de su poder. Sin embargo la presencia de la colonia judía les debió haber ayudado a conservar su manera nacional de vida con sus ritos religiosos, incluso la celebración anual de la Pascua en la tierra misma donde se originó.
Pero aquí se dividen un tanto las opiniones de los historiadores. Orsini dice que en Heliópolis había un templo a Yahvé construido según las líneas del gran Templo del Monte Sión en Jerusalén. Esto no parece probable. Una mera colonia no está en capacidades para una construcción semejante ni para sostener a los sacerdotes ni el costoso ceremonial. Por otra parte el Padre Faber que era un investigador muy inteligente declara que no había ningún templo y probablemente ninguna sinagoga. Nos encontramos, pues, entre dos opiniones opuestas. ¿Por qué no una sinagoga? Pequeñas comunidades judías de cualquier parte tienen sus sinagogas. Es fácil ver la gran diferencia entre un templo y una sinagoga. El templo tiene su sacrificio; en cambio la sinagoga no es otra cosa que un simple lugar de reunión para el sábado y no precisa sino un local y un rabino, el cual no es sacerdote sino un expositor de la ley, y por lo mismo cualquier civil puede desempeñar este oficio de rabino. Esto nos hace asegurar que sinagoga sí había en el vecindario de la Sagrada Familia y que ésta solía acudir allí.
Pero esta familia no estaba en las mismas condiciones que cualquier otra exilada y privada de las gloriosas celebraciones del templo de Jerusalén. Esta pareja tenía una extraordinaria compensación en su exilio. Tenían a Jesús, y no les hacía falta ningún rito por significativo y bien elaborado que fuese. Frente a Jesús todo ello era sombra y figura. Todo el rico ceremonial de la Ley Antigua era solamente una indicación del Redentor, una anticipación de su venida y de su sacrificio salvador, y toda su eficacia provenía de esta venida. Por lo mismo se entiende que María y José lo tenían todo en el Divino Niño y que no les hacía falta ningún rito, como no hace falta ninguna señal al que conoce el camino.
Es cierto que la mente de María se pasaría pensando más asiduamente en las Escrituras, las que se hallaban ya visiblemente en proceso de cumplimiento. La inteligencia brillante de la Inmaculada Concepción sacaría vida de cada palabra de aquel texto Santo. Ella vería cosas que para otros estaban escondidas. Frases de las que otros ojos ni caerían en la cuenta serían para ella proféticas o simbólicas de aquel Niño encantador que ella besaba con ardiente amor o lo estrechaba contra su seno con temor, según los particulares aspectos de su contemplación. No dejaba de admirarse cada vez más hondamente de aquella espada de dolor predicha por el Santo Simeón en el sentido de que atravesaría su corazón. Su agonía le vendría a causa de Jesús, y así no ignoraba que les sobrevendrían terribles cosas a Jesús y a ella.
La genealogía de la raza humana que comenzó con Adán es precisamente su árbol de familia. Todos los fundadores de su pueblo son eslabones de la larga cadena que acababan en el último eslabón que ella estaba teniendo en sus brazos, aquella Prole que es el Nuevo Adán. Con reverencia considera la verdad de que ella es la Mujer profetizada en la Caída, como un destello de esperanza en medio de las tinieblas.
Por todas partes veía ella a los esclavos trabajando allí donde sus antepasados habían trabajado en la misma clase de tareas, mezclando la arcilla, haciendo ladrillos, edificando, cavando. Su amor se le iba tras ellos. En ellos veía a su propio pueblo. Y la Madre de todos los hombres los recibía en su maternal corazón.
¿Qué inconcebibles bendiciones debieron haber descendido en aquella tierra de refugio y hospitalidad durante la permanencia allí de la Sagrada Familia? María de Agreda dice que las personas que tomaban contacto con ellos se hacían Santos y Grandes.
¿Cuál sería el designio providencial de su visita a Egipto? Además de salvar la vida del Niño, debió haber habido un propósito dentro del plan de la salvación. Lo que se ve claro es la necesidad que tenía Jesús de ir al escenario de los orígenes del Pueblo de Dios para asimilárselos. El tenía que juntarse al Cuerpo místico de los comienzos. La sustancia tenía que añadirse a lo que fue sombra. Por así decirlo, tenía que tomar posesión del curso de todos sus antepasados o figuras, desde Abrahán en adelante, que habían sufrido ominosos períodos en Egipto.
En Egipto los Israelitas se hicieron realmente nación, fuera de los miles de pobres colonos que siguieron al patriarca José. En Egipto se soldaron en verdadero pueblo a fuerza de ser perseguidos.
La permanencia de Jesús allí debe haber tenido un sinnúmero de significados y de símbolos, que convergían en aquella profecía expresada siglos antes de que aquel Hijo viniera al mundo: "De Egipto llamé a mi Hijo" (Mateo 2,15).
¿Cuánto tiempo estuvo la Sagrada Familia en Egipto? El Padre Faber que coleccionó todas las opiniones dice que el tiempo de siete años era la creencia general. Nos coge de nuevo el que la erudición moderna rebaje este tiempo. El padre Hoade opta por pocos meses. Roschini dice lo mismo, pero una reciente autoridad concede cuatro años.
A mí no me parece la opinión de los pocos meses. Toda la tradición y la idea cristiana general piensan en términos de un período mucho más largo, con el que están de acuerdo muchísimos escritos. Lo más aceptable es el tiempo de los cuatro años.
Llegó el fin de la estada. San Mateo nos informa:
"En habiendo muerto Herodes, he aquí que un ángel del Señor se aparece en sueños a José en Egipto, y le dice: Levántate, y toma al niño y a la madre, y marcha a tierra de Israel, porque han muerto ya los que atentaban a la vida del niño" (Cap. 2, 19-21).
Entonces con la misma prontitud con que hicieron la huida, se volvieron a su casa, dejando para siempre las Pirámides.
Se cree que el regreso fue por mar, por ser la forma más fácil y natural y porque ya no tenían por qué esconderse. Se habrían embarcado en Menfis y en dos días estarían en Alejandría. En otra embarcación habrían partido de Alejandría a Yamnia en cuatro días. Y finalmente se habrían encaminado por el pie del Monte Carmelo hasta Nazaret.
REGRESO DE IESUE, MIRIAN Y IOSEPH
Ioseph a ser notificado por un ángel de IEUE Dios, acerca de la muerte de todos los que procuraban la muerte del niño, regresó de Egipto para que se cumpliese lo dicho por el profeta: “De Egipto llamé a mi hijo (Mt. 2:15; Os. 11:1).” Cuando regresados de Egipto a tierras de Israel, estaba Arquelao hijo y sucesor de Herodes el grande, gobernando en Judea, por lo tanto Ioseph al estar temeroso de ello, un ángel le avisó en sueños de ir a la región de Galilea, donde llegaron a Nazaret para cumplir así otra profecía, de que Jesucristo había de ser llamado nazareno (Mt. 2:19-23).