Publicado el 29 de Julio de 2010 por Mora Torres
Ignoramos tanto del cerebro y de la mente que casi ni sabemos diferenciarlos o al menos definirlos individualmente. Me ayudo por el momento con el Diccionario de la Real Academia Española, en su vigésima segunda edición:
Cerebro (del lat. cerebrum): Uno de los centros nerviosos constitutivos del encéfalo, existente en todos los vertebrados y situado en la parte anterior y superior de la cavidad craneal.
Mente (del lat. mens, mentis): Potencia intelectual del alma.
Sin embargo, me quedan dudas de haber aprendido algo de alguna de estas académicas definiciones.
Pero quizá por todo lo que ignoramos de ellos, el cerebro y la mente siempre fueron nuestros juguetes predilectos. Jugamos seriamente a reproducirlos, a filosofar, a investigarlos. Un poco menos científica pero más literariamente, llenamos esa tierra extraña de fantasmas, de monstruos, de vampiros (Vampiros: los Moradores de las Tinieblas. Clasificación Vampírica según Origen y Características y Aproximación al devenir histórico de los fantasmas en el imaginario de la Cultura Occidental).
Compartimos ese lugar aterrador con aquello que puede equilibrarnos, es decir, las imágenes sagradas, la religión y el pensamiento trascendente. Por ejemplo:
“Energía cósmica inteligente“, del mexicano Humberto Escobedo Cetina;
“Filosofía y el porqué de la religión (5 religiones principales)“, un exhaustivo análisis que viene del Perú y que pertenece a Roxana Alejandra Navarro Llerena, y
“Budismo“, enviado desde Argentina por Gustavo F. Brahamian Cintamani.
Todavía nadie, desde la ciencia, la filosofía o la religión, ha conseguido desentrañar gran parte de los secretos del cerebro y de la misión aun más secreta de la mente sobre él. A pesar de ello, en nuestro afán investigativo, podemos ir apoderándonos de fragmentos de conocimiento:
“Evolución y cerebración“, escrito por el médico español Manuel Fontoira Lombos, que incluye según su autor respuestas a preguntas como “¿Cuál es el rasgo humano clave?”;
“La conciencia“, de José David Bonilla, de República Dominicana
“Administración de los recursos humanos, los mapas mentales“, trabajo del Tte. de Navío venezolano Guillermo Almea Guevara;
“La memoria“, que viene desde México con la firma de Lorena Soto.
Mientras empezamos a informarnos, la ciencia avanza hasta tal punto en otros campos que ya existe no sólo la inteligencia artificial sino toda una filosofía sobre ella, dentro de la cual se han tomado diferentes posiciones que van desde “la ideología cibernética”, ya casi pasada de moda, hasta las que, dentro de los mismos dogmas de la IA (Inteligencia artificial), se dividieron en “fuertes” y en “débiles”. En ”Inteligencia artificial: su filosofía“, el lector puede elegir el bando al que le gustaría pertenecer…
Además, aunque parezca contradecir nuestra opinión expuesta en “El lado oscuro de la luna“, recomendamos enfáticamente “La Llave de la Vida y del Éxito“, documento cedido por Jorge Luis Castillo Tejeda que recoge los pensamientos del escritor Adolfo Torres sobre “el Principio de la Vida” y la preponderancia absoluta de la mente sobre la materia. Y no es en realidad que en nuestro artículo nos opongamos a los inteligentes principios de este autor, sino que expresamos nuestra incertidumbre en cuanto al actual dominio de la mente por parte de los seres humanos, e invitamos al lector a participar con sus incógnitas.
Mora