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♦ 「 cαяdιиαl del ғυeԍσ 」: Homicidal::::[private]::::Remiel
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De: Shounen Kait (Mensaje original) |
Enviado: 09/08/2011 03:41 |
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Caminó con sus zapatos caros por los ladrillos apilados a unos centímetros de suelo, que dividían el borde entre la carretera y un barranco. La noche era tranquila y fresca en JousanChiku, y el rubio desarreglaba un poco su corbata antes de sostenerse de un farol negro que marcaba el final del camino de ladrillos y bajaba sus pies al suelo elegantemente para observar cara a cara a quien había estado siguiendo durante horas - Oh! … - exclamó con una sonrisa - …el gran Serpentmeister desciende de las alturas para mezclarte con los demonios… - fingió sacarse un sombrero invisible de la cabeza y hacer una sutil reverencia con él, agachando también la cabeza para volver a mirarlo con sus claros, y sonreír un poco más - mi Remiel.. -.
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Era cerca de medianoche, y recién iba camino a casa- Un sombrero de copa en la cabeza y una elegante capa para cubrirse del frío y no ser reconocido. Podría haber viajado en una serpiente, pero no, tenia ganas de mirar aquella noche, dar un paseo, disfrutar un poco del paisaje y ver si había alguna marioneta interesante que observar. La aparente tranquilidad fue interrumpida de pronto, la voz del Teufel haciendolo sobresaltar y dar un paso atrás.'Oh! el gran Serpentmeister desciende de las alturas para mezclarte con los demonios...' el demonio se sacó un sombrero imaginario de la cabeza mientras hacia una reverencia. Para ese momento, su sola presencia ya lo había irritado en cantidades eonicas, pero Yeremi no podía dejar a medias sus tan agradables frases. 'mi Remiel...' Tenía los labios apretados, tensos de pura molestia, su ceño notoriamente fruncido. Se arregló su sombrero, con su bastón empujando al Teufel, intentando hacerse paso para esquivar al demonio. 'Apartate', dijo, con su timbre casi femenino de voz, pero con firmeza en la palabra, caminando rapidamente en dirección contraria a la que Yeremi iría. Podía soportar cualquier cosa, menos verle, menos verle...
Aww me gustó *U*!! Ya extrañaba a este par C': ♥!! |
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- Jajaja – rió cómodamente, observándolo caminar de atrás y dando sus pasos también en su dirección – no negaste que fueras mío – susurró con una sonrisa y guardo sus manos en los bolsillos de su pantalón, comenzando a caminar detrás de él – no te hagas el difícil, no es mejor cuando te entregas antes de desistir? – preguntó poniéndose delante de sus ojos, cerca de su rostro - ..no es más, placentero así? – murmuró tomando su mentón y sonriendo vivazmente – dime que me extrañaste -. Reía divertido, egocéntrico y espectante a lo que Remiel podría responder, su cabello rubio y sus ojos claros seguían siendo como siempre, él se mantenia siendo el mismo de siempre. Y a pesar de la vestimenta nueva en Remiel, todo era igual. Él seguía tan hermoso y ta preciado como siempre.
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El demonio rió tranquilamente a sus espaldas, irritandolo aún más. 'No negaste que fueras mío' 'No lo soy ni lo seré', respondió rapidamente, cortante. Luego comenzó a escuchar sus pasos en dirección a la que iba... Lo que faltaba. Chocaba el bastón con más fuerza contra el asfalto, a modo de demostrar su molestia. Yeremi apareció frente a él, tomandolo del mentón y sonriendo ampliamente con su blanca dentadura. 'No te hagas el difícil, no es mejor cuando te entregas antes de desistir? ...no es más, placentero así?... Dime que me extrañaste' Se reía de él, en su cara, sin descaro alguno... No podía acaso ser más insoportable? Ah, seguro que sí podía... 'Apartate, dije', voz firme, golpeandole la mano con el bastón al demonio. 'Lárgate, nadie te ha extrañado aquí, así que controla tu imaginación, Teufel.', dijo, lo último casi en tono despectivo, mirandolo a los ojos con el ceño fruncido antes de comenzar a caminar más rapido, casi correr. Pero ese inútil sombrero tenía que caerse y complicarle la vida...
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“Lárgate, nadie te ha extrañado aquí, así que controla tu imaginación, Teufel” . . . Ese es el “sí” que quería escuchar– sonrió tomando el sombrero del piso y colocándoselo en cabeza, dedicándole una mirada lujuriosa y ofensiva – Sigues siendo la obstinación en persona... – caminó con lentitud hasta volver a alcanzarlo y tomar, ahora sí, el sombrero haciendo una reverencia sin dejar de mirar sus ojos – y ahora que te vuelto a encontrarte… que harás? – sonrió - …vas a matarme? - Murmuró con tranquilidad, sin dudas en la voz y con elegancia - …porque desde que te encontré en ese lugar, con toda esa gente alrededor y comencé a seguirte… - continuó con una sonrisa – No creo que esta historia se termine así.. - se rió un poco dejando que tome su sombrero.
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' Sigues siendo la obstinación en persona...' No pudo evitar fruncir aun más el ceño, quedandose de pie mientras lo veía caminar hacia él con su sombrero en manos. Miró el sombrero, siguiendo el trayecto que hizo con su mano, para luego mirarle a los ojos. Como si las cosas no pudieran ir peor que eso, que tenerlo ahí, al frente, pero completamente consciente de que podía estar más cerca, lo que era terrible por completo. Las miradas se encontraron y la desvió rapidamente. 'Y ahora que te he vuelto a encontrar… que harás? …vas a matarme? …porque desde que te encontré en ese lugar, con toda esa gente alrededor y comencé a seguirte… No creo que esta historia se termine así..' Entrecerró sus ojos, quitandole el sombrero con elegancia, sosteniendolo con sus delgados dedos. Miró el sombrero, que seguía perfectamente y luego miró a Yeremi otra vez, los ojos intensos, la estúpida sonrisa que le sacaba de quicio, que la quería romper y desaparecerla porque le enfadaba por completo... Puso el sombrero en su cabeza, arregló su capa y golpeó dos veces su bastón contra el suelo, su cuerpo semigirado en dirección contraria al Teufel. 'Podría matarte, debería hacerlo, ahora, ahora mismo...', dijo, con completa calma. Suspiró cansadamente. 'Vete al infierno, Yeremi, y déjame. No hay ninguna historia que terminar', y dicho aquello comenzó a caminar nuevamente, pasos calmados. Detestaba lo mucho que le irritaba e inquietaba tenerlo cerca.
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Dio un paso más, para encontrarse más cerca de su presencia, de su rostro. Mientras la sonrisa juguetona se mantenía en su cara 'Podría matarte, debería hacerlo, ahora, ahora mismo...” su sonrisa creció evidentemente, y sus ojos se entrecerraron un poco cuando escuchó lo último; 'Vete al infierno, Yeremi, y déjame. No hay ninguna historia que terminar'. Podía generar realmente tantas confusión y desamparo? en esas ideas vagas que, como las expresaba el el muchacho, podrían sonar amenazantes, pero al mismo tiempo, deliciosamente contradictorias?. El rubio neutralizó su rostro, escondiendo su sonrisa de la vista ajena, colocándose justo frente al Serpentmeister, muy cerca de su rostro - …pero Remiel… ya no puedo volver al lugar de donde salí – sonrió un poco más refiriéndose irónicamente al “infierno” – es más… - susurró como si contara un secreto - ..no tengo donde dormir ¿acaso ni si quieras piensas en ser buen samaritano y prestarme tu hogar por esta noche? – sonrió más aún, escondiendo su mano derecha en su espalda, descubriendo una rosa roja, completamente abierta y hermosa, parecía haber nacido fuera de este mundo… aunque muy lejos de ser encantadora, la presencia de la rosa daba terror, su tallo estaba todo cubierto de espinas, y Yeremi lo aprisionaba con fuerza en su mano quizás sin darse cuenta del dolor, quizás simplemente porque si - ..yo sí puedo decir que me has hecho falta – se rió de sí mismo, tan ocurrente como siempre. Y posó los suaves pétalos de la rosa en la mejilla ajena, con lentitud y elegancia – sabes que te seguiré de todos modos… aunque me digas que no - sonrió, sus penetrantes y sacrílegos ojos celestes mantenían la atención de Remiel en su rostro y su voz impávida y perspicaz lo mantenía en duda. Ese juego en el que siempre mantenia a sus víctimas era una situación conocida para el menor.
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'…pero Remiel… ya no puedo volver al lugar de donde salí; es más… no tengo donde dormir ¿acaso ni si quieras piensas en ser buen samaritano y prestarme tu hogar por esta noche?' Negó rapidamente con su cabeza, alejandose un poco de Yeremi, pues estaba demasiado cerca, estaba invadiendo su espacio con completa confianza (la que no le había otorgado en absoluto). Permitirle entrar a su hogar? Ni en sus peores pesadillas permitiría aquello. De pronto una rosa roja apareció frente a él; era hermosa en sus colores, petalos notoriamente finos y suaves, con una forma simplemente elegante; muy por el contrario, su tallo era un tumulto de espinas de distintos tamaños y filos, pero horrible en su forma, las que se incrustaban en los dedos de Yeremi, quién sujetaba con más fuerza la flor, abriendo ligeramente los ojos, sorprendido por aquello. Claro que al demonio no debía afectarle tanto un poco de algo que debía ser doloroso, despues de todo, dónde estaba su alma? Lejos, muy lejos. '..yo sí puedo decir que me has hecho falta' Llevó su mirada de la rosa a sus ojos, mientras escuchaba su ligera risa armoniosa. Se sobresaltó ligeramente al sentir los petalos de la rosa en su mejilla, tan suaves como se los había imaginado al tacto, apartandose un poco más de Yeremi. 'Sabes que te seguiré de todos modos… aunque me digas que no' Otra vez la sonrisa que quería destruir con sus propias manos, y los ojos celestes, la mirada que no podía dejar de observar. Bruscamente golpeó la rosa con su bastón y alejó a Yeremi de un empujón, los petalos cayendo al suelo como plumas, sus labios que, sin darse cuenta, habían estado firmemente apretados, abriendose para respirar al fin, algo agitado. 'Por qué tienes que aparecer? Maldición!', gritó, furioso, golpeando el suelo con su bastón, intentando sigilosamente calmar su respiración. Arregló con lentitud su capa, apretandola con fuerza entre sus dedos, para luego mirar casi fulminante a Yeremi. 'Aléjate Yeremi, no busques en mi que nada hay para tí, nada... No caeré en tus bromas, nunca', dijo, con extraña seriedad. Comenzó a correr, susurrando algo a su anillo, mientras una serpiente parecía venir a lo lejos, advirtiendo de su presencia con extrañas llamas que la envolvían. Debía huir, era ahora o nunca... |
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Dejó caer la rosa al suelo, donde se separó en pétalos que rápidamente se desasieron convirtiéndose en sangre… el tallo se desarmó dejando salir de quien sabe donde arañas con piernas largas y cuerpo pequeño que caminaban confundidas mecanicamente a todas partes. De aquello estuvo constituida la rosa desde un principio?. 'Por qué tienes que aparecer? Maldición! Aléjate Yeremi, no busques en mi que nada hay para tí, nada... No caeré en tus bromas, nunca' sorprendido, el rubio lo observó comenzar a correr después de esa reacción, aunque no podía borrar su sonrisa - …pareces una mujer despechada huyendo de un maldito.. – habló en voz alta para que lo escuchara y su sonrisa se convirtió en algo más, sus colmillos se afilaron y se agrandaron en su tamaño, no como un vampiro, si no como una especie de monstruo abominable y enfurecido, comenzando a caminar en su dirección – y yo no soy ningún maldito… - su voz se distorsionaba – soy todo un caballero… - agregó. Sosteniendo firmemente los hombros de Remiel y mirándolo a los ojos, ¿cómo había logrado ser tan rápido? ¿en qué momento había comenzado a correr, cuando había llegado frente a él? Como fuera él estaba allí, observándolo de cerca - …un caballero que devorará todas las cabezas de tus serpientes si intentas huir – su rostro había cambiado a la normalidad, aunque inmediatamente su expresión cambió otra vez, apretó los hombros ajenos fijando sus ojos en Remiel – no deberías apartarte de mi, créeme.. no sería bueno para tu salud – sonrió un poco, aunque algo indignado, el menor pudo sentir como si una acides lo dominara y se concentrara justo en la boca de su estómago, haciéndolo vomitar sangre… - …..no quiero hacerte daño, y lo sabes – agregó maravillado al verlo en esa situación, sonriendo sensiblemente como si estuviera divisando algo hermoso, algo digno de amor. Arrimó sus labios donde la sangre resbalaba deslizándose en el cuello ajeno, sacando su lengua fuera de su boca y comenzando a lamer de forma completa y de una sola vez la sangre de ese lugar. La boca completamente manchada, el sombrero y el bastón en el piso - …eres demasiado hermoso como para estar cubierto de sangre – susurró con una sonrisa astuta en los labios sucios – te he hecho algo malo? Porque de otro modo no veo porque pretendas evitarme – susurró, sin soltarlo. Sin dejarlo ir.
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El demonio apareció frente a él, sujetandole los hombros, el sombrero cayendosele por la brusquedad del agarre, la aparición repentina robandole un grito ahogado; su mirada, algo asustada, se encontró con los ojos del demonio. 'No deberías apartarte de mi, créeme.. no sería bueno para tu salud' De pronto, una extraña sensación de acidez comenzó a sentirse en su estomago, subiendo por su gargantasus rodillas flaquearon, apretando fuertemente las muñecas de Yeremi antes de bajar la cbeza y vomitar sangre. Qué diablos le estaba haciendo? '...no quiero hacerte daño, y lo sabes' Alzó ligeramente la cabeza para verlo, sintiendo como la sangre comenzaba a escurrir por su cuello, ensuciandolo, y si seguía, ensuciaría su ropa; Yeremi comenzó a lamerlo, lamer la sangre que él mismo había provocado. '…eres demasiado hermoso como para estar cubierto de sangre. Te he hecho algo malo? Porque de otro modo no veo porque pretendas evitarme' Apretó con algo más de fuerza sus muñecas, antes de golpearlo en el rostro algo débil y dejarse caer sentado al piso, limpiando casi con desesperación con su capa la sangre. Apoyó su rostro en sus rodillas, sus ojos algo llorosos por el hecho de haber vomitado. 'Acabas... acabas de lastimarme, imbécil...', susurró, obstinado como siempre. Tomó su bastón y como pudo se puso en pie, retrocediendo algunos pasos de Yeremi, dando dos golpecitos al suelo antes de que una pared de Tierra rodeara al demonio.... Ahora mismo no podía odiarlo más... o quizás si.
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