Los primeros años de su vida no fueron nada especiales: Vivía una vida tranquila con sus padres en su pequeña granja en el distrito de Bauer, en el Palacio Imperial. Todo era tranquilo y normal... hasta que un día encontró algo curioso; la mitad de una
máscara, la cual no tenia colores ni adornos llamativos, pero sintió que era especial. Y sí que lo era! Extrañamente sucesos buenos empezaron a ocurrir en su hogar, y a su finca le fue bien en el comercio. Sus padres desconfiaban mucho del artefacto, pero la niña estaba ciega ante la suerte que había tenido. Hasta cierto instante donde todo dio un giro inesperado. Unos ladrones de tierras habían asaltado su hogar. Sus padres parecen haber resistido, pero eso los sentenció; la chica llegó justo para encontrarlos muertos a manos de los bandidos. En ese instante de desesperación, la máscara pareció hablarle y la pequeña se la probó. Luego de eso todo fue muy rápido y confuso; ruido intenso y luego nada. Y cuando la máscara cayó de su rostro el show había terminado: los ladrones yacían sin vida en el suelo, con incontables heridas no visibles. Las sombras regresaban a su lugar, y la niña la única en pie.
Desaparecio por algún tiempo del mapa (asi sin más, como una sombra), para luego aparecer en las calles de Läufer haciendo pequeños trucos callejeros y malabares para sobrevivir. Como sus trucos se veían bien fue llevada para convertirse en Bufoon de la Familia Imperial. Que lujo!
Su fama como jinx no se dió a conocer ni comprobar públicamente hasta cierto incidente. La escenografía en llamas, unos cuantos actores mal heridos. No era ninguna coincidencia que hasta el público haya sufrido una desdicha! Y la bufoon de cabellos lilas prácticamente intacta! Aquella presentación no quedó en la historia solamente por ser la que más percances desafortunados tuvo, sino también por ser una de las mejores con un espléndido final.
No la hecharon del palacio porque tuvo una actuación excelente, pero desde ese momento empezaron a mirarla con recelo, alejandose gradualmente de ella como si pudiesen palpar su aura de mala suerte.
No tiene buenas relaciones con sus compañeros bufoon, y algunos le llegan a huir, y otros pocos ya sufrieron de su mala suerte. No tiene buenas relaciones con el resto de habitantes en el Castillo tampoco, ya no soportan los jarrones costosos que se rompen, ni trajes muy caros que terminan horriblemente manchados, y cenas igual de costosas que terminan teniendo un sabor... no adecuado. Hasta a los espejos les da miedo romperse en su presencia para no obtener 7 años de mala suerte!
Pese a todo, ella trata de mantenerse jovial y alegre y, contrario a lo que sucede a su alrededor, ella tiene una suerte envidiable. Aún así, ella es supersticiosa, pero en baja medida; no quiere enojar a su karma!
Su lugar preferido para escapar es hacia el Cardinal de Agua, especialmente en tiempo de sus maravillosos festivales de máscaras. Porque sí, le atraen las máscaras. Le dan ese gusto de aparentar ser alguien más, y no ser reconocida ni rechazada por nadie, al menos por pequeños instantes.
No ha vuelto a probarla, a su máscara, por miedo a que ocurran cosas malas, pero le sirve como soporte emocional, y a veces es la única voz que llega a escuchar. No tiene intenciones de buscar la otra mitad, pero la curiosidad es muy grande.