El Rey Masón y el Grado XXXIII
Hace cientos de años un Francmasón de la Casa Real Prusiana deseaba obsesivamente obtener el poder y así convertirse en el Rey Absoluto del Mundo. Así invirtió gran parte de sus esfuerzos y su tiempo preguntándose cómo alcanzar esa ambiciosa meta, y preguntando e investigando todo tipo de modos de cómo podría hacerse del Poder.
Algunos en su Logia, por supuesto, secretamente se burlaron de él; algunos incluso comenzaron a dudar de su cordura, sin comprender a ciencia cierta el motivo de su extraña y obsesiva ambición. Pero el ambicioso masón prusiano llamado Federico no cejó en su aparentemente imposible empeño. Con frecuencia fue engañado por timadores que le ofrecieron amuletos y extraños talismanes como: lanzas de Longinos, cálices sagrados y un sinnúmero de pócimas secretas, consejos y rituales que decían que producirían los efectos que él deseaba: pero no obtuvo resultado alguno. Luego leyó libros de alquimia, se unió a Sociedades Secretas incluida la Masonería, practicó extraños ritos Rosacruces, adoptó las formas de la Sagrada Teúrgia. Pero nada en absoluto le dio buenos resultados.
Entonces, un día, mientras visitaba una librería en Königsberg, encontró un antiguo libro en Latín llamado: “Liturgias del Águila Bicéfala”. Algo poderoso le movió adquirirlo, eran antiquísimos rituales templarios. Cuando llegó a su palacio vio que había una nota entre páginas en alemán que decía.
Mediante estos rituales se llegará a dominar al Mundo Entero.
¡Aquélla era su oportunidad! Con las manos temblándole, el Francmasón Federico de Prusia comenzó a reunir todo cuanto requerían aquellos rituales, inclusive a aquellas personas que junto con él le apoyarían en estos rituales.
Un extraño sentimiento; por vez primera sintió que sin duda podía hacer cualquier cosa que deseara. Algo divino y a la vez demoniaco contenían estos extraños rituales.
Ocurrió que estas Liturgias estaban llenas de formulas mágicas, así qué Federico, llegado su momento, oyó una extraña voz que le decía: Federico, Federico estas Liturgias contienen la Clave del Poder. Federico de Prusia como era ambicioso, pensó que aquel poder sería exclusivo para él, y no un Poder propio para Liberar al Ser Humano.
Libertad, Poder, tienen mucho de un algo Divino, pero cuando no van acompañados de Amor Fraternal tiene mucho más de malignos.
Así Federico se convirtió en el Rey Federico II el Grande, y se convirtió en un monarca imperial en el Famoso “Rey Masón” que hasta nuestros días tiene tremenda influencia en el mundo.
Federico nunca dejó de estar maravillado por los poderes de estos rituales de las Liturgias del ahora más famoso Grado 33 de la Francmasonería.
Se asegura, que ahora existe una clave faltante en este Grado 33 y que sólo está en manos de unos pocos. Una clave deliberadamente no incluida en la Liturgia del Grado XXXIII, por razones entendibles; y sólo se transmite de boca o oído a unos cuantos escogidos, y esta es la clave del Verdadero Poder.
Alcoseri
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