*… El clímax de la incursión del soberano de los muertos Hades sobre las haciendas de athena se deja caer ahora sobre el segundo Partenón, Tauro. Bajo el magnánimo cielo anaranjado que da como punto inicial la caída del sol, sirve de antesala a la llegada de una legión de oscuros guerreros que en silencio y perfectamente alineados observan el gran pórtico del templo del toro dorado, los murmullos de una eventual próxima acometida contra los santos dorados inquietan a los soldados, pero esos mismos murmullos se silencian en el acto al resonar de un metálico avanzar, es tanto el respeto y temor de los esqueletos ante esta figura que avanza tras ellos, que todos bajan en el acto la mirada y se apartan para revelar la galante estampa de un orgulloso hombre quien viste una ostentosa joya del inframundo, más pareciera que por el sometimiento de los demás soldados ante él, revelaría que no se trataría de un escueto espectro -… La segunda casa, Tauro…- expresa con un tanto de relajo el mismo que manifestaría su porte ante la colosal estructura al posar ambas manos a los laterales de su acorazada cintura -… Espero que el gusano que custodia esta casa no sea un cobarde debilucho como paso en Aries…- adhiere a sus dichos mientras daba una visual perimetral a sus subordinados como decretando con tan solo una mirada a avanzar hacia lo desconocido y dar una leve vistazo a un extraño bulto que carga en su garra diestra la cual produce una leve risa-… Bien, no perdamos más el tiempo…- al finalizar sus palabras, los esqueletos acólitos asienten vigorosamente para en una marcha muy bien distribuida, introducirse a lo que pareciera ser un nuevo capítulo en la sangrienta historia escrita por Hades…*

Suerte

*… -Vaya, no pensé que asomarías la cara tan pronto…- enuncia irónico aquel sosegado comandante al percibir y apreciar la representación del corpulento hombre que estanca la invasión de los esqueletos -… Tienes razón, no vale la pena derrochar mi tiempo aquí, es por ello, que aparta tu lastimosa estampa de mi vista, es más…- pausa sus dichos enalteciendo la visual en post del defensor de Tauro, accediendo a que los postremos retazos de albor solar revelen el pavor que engendran los ambarinos ojos del magistrado lo cual se representa notoriamente en los temerosos esqueletos que observan en profundo mutismo el proceder del noble Garuda -...Quizás mi pequeño recuerdo pueda ayudarte a decidir …- expresa sin malgastar su porte apático, y con esto demostrarle a sus dirigidos y más aun a Tauro, que el epilogo de una ofensiva le importa bastante poco ya que el camino hacia este Partenón no se le ah echo dificultoso en lo más mínimo, prueba de esto que es de un movimiento de su diestra, el sonriente Garuda lanza el misterioso bulto el cual rueda un par de metros hasta detenerse a un trayecto que el enigma de aquel suvenir fuese descubierto. El foco de atención se centra en al descubrir que ese extraño paquete se trataría de la ensangrentada cabeza del guardián de Aries quien conserva una mueca de indiscutible espanto en su semblante -… ¿No creo que quieras seguir la suerte de tu amigo Shion, verdad?...- cuestiona con un perverso sarcasmo estableciendo con este macabro acto, que de no acatar las órdenes o la invitación del Kyoto, la imagen de la testa de Aries seria el funesto destino que le aguardaría…*

*… Aquel gatillo sentimental haría efecto inmediato, las conjeturas del juez infernal habrían calado profundo en el sentimentalismo presente en los santos dorados al enseñarle un pequeño retazo de un futuro del cual Tauro se vería preso en una eventual acometida. Mas todo sería perfecto, sin siquiera prestarle mucha atención en su kinésica, el espectro de Garuda no tendría duda de que las facciones sucumbidas de Aries se volverían una insondable herida en el orgullo del titánico personaje ante sus ojos que aunque no lo pareciera, su pesar se revela en su actuar -…Jajajaja, que gracioso…- entre risas los vocablos resonantes del maléfico magistrado hacen eco en la inmensidad al rememorar esas mismas palabras que un muerto expreso hace un tiempo atrás -…es curioso, pero esas mismas palabras me las dijo Aries y ya vez… termino muerto y decapitado…- al momento de afianzar sus léxicos, el sádico interlocutor espectral revienta en una disonante risotada que causaría el desasosiego inmediato en los ojos de los esqueletos que le envuelven pero no lo suficiente para abandonar sus posiciones. Calmando poco a poco su diversión, la altiva mirada del comandante se postra nuevamente en el corpulento para darle un rápido reconocimiento a su ahora rival -…Pareces muy seguro de tus palabras, es más, te daré la oportunidad y el privilegio del cual gozo tu camarada…. Morir por mi mano – dicta con firmeza para dar paso al expeler de su acorazada entidad una magnánima expresión aurea de tintes violario que entraría en inmediata pugna con la brillantes de la voluntad del dorado, como si se tratara de la sempiterna cruzada entre la oscuridad y la luz, pero que en este capítulo de la existencia de Aiakos, escribiría con la sangre de cada guardián que perece ante sus afiladas garras en post de consentir al emperador de las tinieblas...*

*-… ¿No me digas que con tanta estupidez que sale de tu boca intentas persuadirme de lo contrario o sí?…- Pausa sus dichos administrando un poco de atención hacia el cambio de aquella aura que envuelve al toro, y que al parecer se prepara para desmitificar los dichos antes formulados por el magistrado, pero aun así, no puede soslayar la gracia que le causan las soflamas del pobre diablo ante sus ojos  -…jajaja, ¿gloria dices?, ¿Qué saben de gloria un grupo de ineptos que yacen bajo las ordenes de una simple mocosa, que desconoce del mundo más allá de la punta de su nariz?, por favor Tauro, no me hagas reír…- Finaliza su doctrina dando una leve ademan con su diestra, la cual desencadena un osado ataque de un grupo de 7 esqueletos a su mando. Sosteniendo con fiereza sus afiladas armas y embriagados por el fragor de la batalla, esa valiente tropa de subordinados se proyecta desembuchando una serie de cisuras ya sea horizontal y verticalmente hacia el porte de tauro, escrutando con esta tentativa, abrir una infanta brecha para el embestir del sombrío caudillo que permanece inmóvil y sosegado cobijando su corporeidad por un inmensurable flujo de bríos violarios que ascienden a los edenes esperando estoicamente el instante perfecto para destruir aquella vanidad y seguridad que sustenta el sacro guardia del 2do Partenón…*

*-… Que tonto eres tauro, sí que el casco te aprieta el cerebro jajaja…- la voz del magistrado resuena a pesar del resonancia de las baldosas del templo alzarse en los aires con objetivo de masacrar a sus subordinados y haciendo caso omiso a lo que pudiera comentar el pobre diablo dorado, más en el tiempo que la vaca dorada centralizaba su atención en el ataque de la primera legión de esqueletos, la diestra de Aiacos se adelanta con la palma completamente abierta para de un momento a otro fraguar una X energética que pareciera palpitar en su garra. Valiéndose del poder circundante del juez, es así como la consonante resplandeciente  es proyectada a aventajada prontitud lumínica en post de valer el momento de negligencia de su adversario para propinar este mortal contraataque, a pesar de su rebajado volumen, está oculta un dantesco poder destructivo  que se revela al desgarrar las superficies grabando su trayectoria en magnos surcos dando a entender que en un eventual contacto con ella desencadenaría un daño de gran consideración. A pesar de la caída de sus subordinados, la línea de esqueletos y facciones del Kyoto parecen inmutables ya que admite y degusta el sacrificio de sus comandados en post de casi poder catar la victoria que la vanidad y la confianza de Tauro están a portas de cimentar...*