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El Cid de Capricornio Vs Hasgard de Tauro
Inicia: Hasgard
Lugar: Coliseo Griego
Hora: Amanecer
Juez: Youma
Reglas:
Rol: URM 2.0, 2.5... panel.
Tiempo de respuesta: 48 hrs Maximo, termino fatal.
Cualquier otra situacion favor de comentarla en este panel, o en el panel de sus peleas via post off
[ Idril de Doubhe Alpha ] [ Idril Fenlangard ] [ Azrael Ignus Abraxas Du Vent ]
ll.axayacatl.ll@gmail.com
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**Los primeros rayos nacarados del sol naciente anuncian el comienzo de un nuevo dia acompañado por la algarabía de una muchedumbre que desde las gradas pétreas del Coliseo griego en donde prontamente dara comienzo una pelea de exhibición organizada por el sacro Patriarca con la finalidad de entretener al público que, cuando el gran Patriarca levanta su brazo derecho, prmanece totalmente en silencio, como si contemplara con asombro la manera en que la pesada puerta de acero que existe en el ala derecha del Coliseo se descorre hacia uno de los costados para abrir paso a una figura imponente y gallarda que comienza lentamente a caminar hacia el centro mismo del lugar a paso firme y seguro, como si se tratara de un toro que poco a poco se adentra al rodeo dispuesto a derrotar al torero, con el sol matutino reflejandose de manera tenue en su piel maciza y dorada, que viene a ser la segunda armadura zodiacal que se acopla sobre su cuerpo mientras el viento mece suavemente su larga cabellera violácea**
Kyo de Tauro/Rozan no Senshi |
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**Del otro lado del coliseo, una gallarda figura sale de entre las sombras y es bañada por el astro poeta. Un hombre de mirar sombrío, y alborotada cabellera negra. De piel clara, y penetrante mirada; aquel gallardo guerrero porta con orgullo una armadura dorada que chispea al roce del sol. Un yelmo del mismo color corona su cabeza, y de él dos elegantes cuernos se alzan majestuosos; y lo delatan como el décimo guerrero dorado: El Cid de Capricornio. La fresca brisa de la mañana besa su piel, y acaricia sus cabellos; mueve la blanca capa de seda que cae a sus espaldas con gentileza. El santo de oro mira con indiferencia a su gigantesco rival, y los pensamientos invaden su mente. ¿Cómo era posible que el mismo Gran Maestro organizara una lucha entre santos dorados, con el simple hecho d entretener? Ahora eso no es importante, pues una orden es una orden. Dando un par de pasos en el ruedo, el santo de capricornio se queda ahí, con el sol a sus espaldas y el orgullo latente. ¡La batalla entre santos de oro está a punto de comenzar!**
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**Cuando ambas compuertas se cierran para dar inicio al espectáculo, el sagrado caballero de Tauro permanece de pie frente a su posible rival para preguntarle -El Cid.. ¿Porqué estás tan serio?- la voz gruesa e imponente del Taurino es sobrepasada por el sonido que emiten todos aquellos espectadores al vitorear y aclamar a ambos caballeros mientras se observan el uno al otro, volviendose poco a poco el ambiente un poco mas calmo y retomando la atmósfera familiar de una exhibición en la que dos de los mas poderosos animales astados comienzan a medirse en combate, siendo estos mismos el poderoso macho cabrío del decimo templo y el gran búfalo dorado del segundo templo cuyos dos brazos se cruzan frente a su pecho en señal de estar listo apra batallar en tanto su larga cabellera violácea se deja remover por la suave brisa matutina asi como la amplia capa blanquiceleste que pende de sus anchas y macizas hombreras**
Kyo de Tauro/Rozan no Senshi |
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**El impenetrable rostro de El Cid permanece sereno. Ni el ferviente rugido de los espectadores podría sacarlo de su estado, tan rígido como una espada. –Aldebarán- contesta sin titubear al coloso frente a él, pues ese era el nombre de guerra para Tauro – No apruebo las batallas entre caballeros, como forma de entretenimiento…- Y entonces cierra sus ojos por un instante, dejando que la brisa juegue con sus sedosos cabellos, y luego continua –Sin embargo, el Gran Maestro ha ordenado estas batallas…-Entonces, emprende una caminata veloz, que poco a poco se convierte en trote y termina en carrera en dirección al gigante amable.-…Terminemos con esto…- Es entonces que, con un veloz movimiento, da un salto y suelta una poderosa patada circular a la cabeza del toro. Tal vez a El Cid no le agradaba la idea de tener que enfrentar sin motivo real a un santo de oro, pero las órdenes eran órdenes, y como el soldado que era, jamás dejaría de cumplirlas. ¡La batalla entre santos de oro comienza! ¡La cabra celeste contra el búfalo dorado!**
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