**El viento pasajero se escapa de aquel encuentro de palabras entre ambas esencias que parecen desplegar total quietud ante los actos de cada uno dejando que el silencio reinase por breves momentos en el que el pasillo después de un tiempo seguía siendo el mismo, los pilares se repetían consecutivamente inclusive podrían tener el mismo rasguño entre sus lados, el piso presentaba las mismas grietas ya sea por la decoración o las batallas, detalles insignificantes pero que serían clave para descubrir que no habría un fin para ese recorrido que el caballero sostenía – Soy alumna de Asmita, mientras él no se encuentre me corresponde vigilar y proteger el templo, por lo cual, no puedo dejar pasar a nadie - Su voz melodiosa era dominada por una tranquilidad imponente que habría de eliminar toda pesadez en sus palabras, dejando un eco entre cada vocablo que desaparecía tras los segundos que se afianzaban al tiempo, su cosmos seguía presente en un conjunto armonioso en su alrededor, siendo este el que por ahora dominase y se incrementase gracias a la concentración retenida desde el inicio pero sin explotar lo suficiente para demostrar su poder, tan solo se mantenía mezclado en totalidad con el sexto templo creando la calma inigualable en su interior**

**La determinación del caballero protector de la segunda casa no inquieta la mente ni postura de la dama, llegando aquellos vocablos provenientes de la voz masculina hasta donde se encontraba, cada palabra entraba y salía de la mente de virgo sin hacer caso aparente ya que responde con la misma tranquilidad de segundos atrás - Siendo un caballero dorado, entonces debes de entender directamente mi deber de no dejar pasar a nadie. ¿Cómo he de saber que realmente eres lo que ven mis ojos? ¿Qué tipo de amazona seria yo si dejo pasar al primero que me lo pide? - profiere con sencillas palabras que llevarían en su interior más que una reflexión, la esencia misma de responsabilidad de un santo de oro y más de los virguenses, denotando cierta desconfianza al responder con calma pero seriedad la petición del ser que se ha atrevido a pisar el sexto templo, la divina estructura se alzaba a su alrededor como si acogiera entre sus paredes la fisonomía femenina, ocultándola de los ojos de tauro quien parecía buscar con tan solo su mirar la posición de la dama de virgo**

**El ambiente tan delicado seguía su rumbo, mostrándose con la más grande hermosura del paisaje natural, aquel que embelesa no solamente los ojos, los oídos y el aroma que penetra por su nariz para endulzar su mente con tan facilidad que su alrededor se hace real, tan real que inclusive si quisiese tocar o rozar con sus dedos alguna flor cerca de su presencia lo haría sin problema alguno, ese hermoso lienzo había sustituido en su totalidad al templo de virgo, más su esencia seguía marcada y en tan solo unos breves segundos una fisonomía de pura luz se atravesó en la mirada confusa del caballero, al frente, no se lograba distinguir exactamente quién era realmente, podría ser o no la presencia de la dama de virgo, pero solo brillaba con tal calidez que deslumbraba el tan solo mirarle, se posaba lejos, a una distancia considerable de Tauro como si quisiese guardar metros a su favor para cuidarse de cualquier arranque frenético del caballero – La desesperación se apodera de aquel que teme tomar decisiones por las consecuencias que pudieran tener, al parecer tus sentidos se han cegado por la confusión Hasgard de Tauro – El viento se llevaba consigo aquella dulce voz dominante del panorama, al presentarse sin lugar aparente a pesar que esa figura reluciente estaba al frente del dorado, dulce y con una paz infinita se hacía dueña del lugar, de todos y ningún lado a la vez, desviándose al final como un eco que se pierde entre la tranquila melodía natural que nuevamente vuelve a reforzarse entre el silencio y la calma dominada y mezclado por el cosmos de la guardiana de virgo**